viernes, 30 de octubre de 2009

Devil's night


Todos hablamos de Halloween, a todos nos encanta Halloween, pero pocas personas conocen la notoriedad de la noche previa en las calles de Detroit. Se la denominaba la Devil's night y la razón por la que se conoce es que, durante sus horas de oscuridad, a partir de los años 30, muchos jóvenes realizaban pequeñas travesuras, tales como lanzar huevos a casas o coches. Sin embargo, a partir de los 70, la Devil's night pasa a ser vista como una noche de delincuencia y vandalismo, pues esas pequeñas maldades se convierten en incendios por toda la ciudad, y la cosa se descontrola por completo. A mediados de los 80 el asunto alcanza un punto álgido al contarse, en 1984, nada menos que 800 fuegos, ya no sólo la noche del 30 de octubre, sino incluso los dos o tres días previos. Muchos de estos incendios ni siquiera eran ya causados por la juventud problemática, sino por propietarios que no conseguían vender sus casas o pisos.
En 1994, la Noche del Diablo fue brutal, y finalmente se tomaron medidas reales. En 1995 aparece así la Angel's Night, una operación destinada a sofocar los actos criminales y en la que participaron miles de voluntarios.
Fuera de Detroit también ha pasado algo similar y se ha tachado la noche del 30 como Hell Night o Mischief Night, pero en ninguna parte ha llegado nunca a ser tan destructiva como en la que los KISS denominaron "ciudad del rock".

La razón por la que para mí tiene una cierta magia esta noche, es que mi película favorita de todos los tiempos, El Cuervo, transcurre precisamente en ese contexto vandálico, en medio de una oscuridad iluminada por las hogueras. Aunque obviamente no admiro los hechos en sí, a nivel literario es un transfondo en el que se puede dar la historia más tétrica y desesperante, pero también la más increíble.

Y, por eso, feliz Devil's Night, o feliz Angel's Night, dependiendo de cómo la viva cada uno; yo siempre he sido más del Demonio.

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