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martes, 11 de octubre de 2022

Desestructuración temporal según Byung-Chul Han

 



Porque cada hombre tiene su propio tiempo y sólo mientras siga siendo suyo se mantiene vivo. (Michael Ende, Momo)


Una ha acudido tantas veces a este blog con la finalidad de diseccionar los textos sencillos y preñados del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, que se nota reiterativa y plana, sin mucho más que aportar pero con la necesidad imperiosa de verter sus propios pensamientos o al menos algunas de las citas que más mella le han hecho de la última obra leída del escritor. 

A Han le llaman filósofo pop por la sencillez de su lenguaje y cómo acerca a todo el mundo disertaciones por lo demás complejas, aun a quien jamás ha tenido contacto con la filosofía. Es un pensador lúcido, de una capacidad analítica notable y que plasma en forma de textos breves, concisos y directos ideas enredosas e inexcusablemente dependientes unas de otras: la dictadura del trabajo y el ser humano actual como proyecto de sí mismo, el exhibicionismo pornográfico de todos los aspectos de nuestro ser, la polarización del pensamiento en "yo" o "no-yo", la capitalización del propio existir, la sucesión de presentes en lugar de un fluir histórico y jerárquico del tiempo; a todo esto hace referencia en sus no pocos títulos publicados, y con cada nuevo libro de él que consumo siento que el árbol va desarrollando más ramas, todas provinientes de un tronco común que es la solidez de la visión del mundo que posee su autor, una visión desoladora pero esclarecedora, pues si comprendemos las taras también podremos en algún momento distinguir la terapia adecuada.

En El aroma del tiempo. Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse (2009), que me ha acompañado desde finales del verano, Byung-Chul Han ensalza la medición del tiempo que se hacía en la antigua China por medio del llamado reloj de incienso (hsiang yin), una especie de sello intrincado cuya consumación marcaba un lapso; también las geishas japonesas empleaban varitas de incienso para medir la duración de las citas con sus clientes en las casas de té. Recuperando y desmenuzando reflexiones de Heidegger, de Marx o de Arendt, Han lanza un alegato a favor de la vita contemplativa, un aspecto del tiempo que las sociedades han descuidado y denostado en favor de la explotación del hombre por parte del hombre mismo y de la sucesión de eventos.
El tiempo pleno no tiene por qué ser rico en acontecimientos, aporta el autor en relación con la actual vorágine del siempre estar haciendo, del sucederse una acción tras otra sin jerarquía ni pausa, sin duración, tratando de acortar lo máximo posible los tramos en los que no ocurre nada.

Han vislumbra un presente reducido a picos de actualidad que se convierten en pasado al instante mismo de haber ocurrido para dejar paso al siguiente, siendo este un tiempo que se consume en lugar de vivirse y habitarse, sin demora y sin duración.

La fuerza de gravedad que marca la trayectoria de las cosas va desapareciendo lentamente. Las cosas, liberadas de sus referencias de sentido, empiezan a flotar y a dar tumbos sin dirección. (...) Las cosas ya no siguen una trayectoria que las ligue a un contexto de sentido.

La falta de articulación del tiempo es la clave de la problemática temporal para Han, pues en un mundo sin distancias entre los acontecimientos es imposible que los mismos se transformen en experiencia, que ganen peso, que sean decisivos.
Han se refiere a la actual ausencia de distancias físicas que nos separen de las cosas (con transportes cada vez más eficientes y al alcance de todos, con medios informáticos que garantizan una inmediatez que suprime la negatividad de la espera) como síntomas de la misma problemática: una homogeneidad de posibilidad en todas las opciones, en un proceso abierto sin conclusión, en una des-temporalización.

Cuando la Historia, y la vida misma, pasan de ser una narración a ser una enumeración, se pierden el sentido y la identidad, se suplantan el compromiso y lo definitivo por múltiples opciones de igual relevancia y por ello irrelevantes, incapaces de producir un cierre o una articulación del tiempo.

La raíz indogermánica fri, de la que derivan las formas libre, paz y amigo (frei, Friede, Freund) significa amar. Así pues, originariamente libre significaba perteneciente a los amigos o los amantes. (...) El compromiso, y no la ausencia de este, es lo que hace libre. La libertad es una palabra relacional par excellance. La libertad no es posible sin un sostén.

La libertad, tal y como la entienden las sociedades occidentales actuales, está vinculada al trabajo y nos lleva a proyectarnos y a asumir en una misma persona los roles de amo y esclavo.

Para Han, la sociedad del trabajo es una sociedad equivocada, que ha remado en la dirección opuesta y en vez de perseguir el otium o tiempo contemplativo, que antes sólo estaba al alcance de unos pocos; ha democratizado la acción, dividiendo el tiempo humano en tiempo de trabajo y tiempo de descanso del trabajo, no siendo este último contemplativo, estando carente de peso o duración en sí mismo al estar supeditado al trabajar.
La organización temporal binaria de Aristóteles (skholia -ocio- y a-skholia -falta de ocio-) debería para Han estar jerarquizada exactamente de acuerdo a su nomenclatura para que el tiempo humano gozara de narración y de sentido: ocio como actor principal, actividad o trabajo como elemento secundario a servicio del primero.
La actividad pura empobrece la experiencia. Impone lo igual. (...) En realidad, es necesaria cierta pasividad. Hay que dejarse afectar por aquello que escapa a la actividad del sujeto activo: Hacer una experiencia con algo, sea una cosa, un hombre, un dios, significa que nos suceda, que nos ataña, que nos comprometa.


En El aroma del tiempo encontramos una disección audaz, acertada a mi parecer de un mundo de publicaciones de Instagram, donde tras mi fiesta de ayer debe llegar el viaje de mañana; y, no existiendo umbrales o intermedios, se disipan la estructura y la posibilidad de dotar a las cosas de sentido. Todo está en la cuerda floja y nos deslizamos por una vida que parece agotarse de forma vertiginosa al carecer de elementos fijos que la anclen y le aporten narración.

Todos vosotros que amáis el trabajo salvaje y lo rápido, nuevo, extraño -os soportáis mal a vosotros mismos, vuestra diligencia es huida y voluntad de olvidarse a sí mismo. Si creyeseis más en la vida, os lanzaríais menos al instante. ¡Pero no tenéis en vosotros bastante contenido para la espera -y ni siquiera para la pereza!


Voy a seguir leyendo a Han (y ahora me está picando mucho la curiosidad con Heidegger), así que esperad más líneas al respecto.  (¿Cómo os quedáis con el cambio de tono con respecto a la entrada anterior? Así es mi cerebro. También podéis esperar que en un día o dos vuelva a dar la murga con KENTO). 


Mis otras entradas sobre Byung-Chul Han:

domingo, 13 de marzo de 2022

Favoritos de enero y febrero


Venga, que yo puedo. Me está costando la vida sentarme a escribir esta entrada, y mira que un texto en formato "Favoritos" es lo más anodino y menos trabajoso que se puede redactar. Pero llevo una temporadita un poco desganada de "hacer", creo que consecuencia de la sobredosis de estrés que me genera la burocracia en el trabajo; y con necesidad de "estar", sin más.

Como siempre cuando llegan estos períodos, toca obligarse un poquito, aunque no sea a grandes cosas. Así que aquí vamos con la primera entrada de Favoritos de 2022, que no sé decir a priori si viene o no potente porque no recuerdo nada de los dos pasados meses, así que me toca ir a redes (Filmaffinity, Instagram, Lastfm...) e ir descubriéndolo junto con quien me lea.


Cine:

¡Ah, sí! Que he vuelto a las salas de cine. Sé que el año pasado ya fui un par de veces, pero este arranque de 2022 he ido otro par. Y espero continuar, aunque no haya demasiados títulos que me atraigan. Pero el mero hecho de estar en el cine con ningún otro estímulo que la cinta en gran pantalla me hace ilusión. Lo de ver cosas en casa está bien, pero como que me he acostumbrado a hacerlo mientras juego a Uno en el móvil o recorto materiales para el colegio. Y echo de menos lo que mola, simplemente, ver una película. Así que, aunque me han parecido bastante meh tanto Muerte en el Nilo como Belfast (ésta mucho mejor que la primera), pues la experiencia me la quedo.

Pelis que sí me han encantado:

-Carol (2015). Le tenía muchas ganas y por fin, durante las vacaciones de Navidad, me animé a ponérmela. Tiene algunos estereotipos e idealizaciones un pelín esquemáticos, pero si uno se deja llevar resulta maravillosa. Las interpretaciones de Rooney Mara y Cate Blanchett atrapan, su relación está retratada con delicadeza y las reflexiones sobre el machismo social y la maternidad me parecieron muy acertadas sin caer ni en moralejas ni en un excesivo melodrama. El final es un poco Disney, pero tampoco le pido otra cosa a una película navideña. La cinta es cálida, me emocionó y me dejó con ganas de volver a verla, y eso es una victoria.

-Wild Rose (2018). Una suerte de Frances Ha escocesa, esta película de Tom Harper nos cuenta el proceso por cual una joven con una vida muy desordenada hace las paces con el hecho de que tiene dos hijos de los que no quiere ser madre. Es un continuo tira y afloja entre lo que Rose, la protagonista, desea de su vida; y lo que el deber le impone como madre de esos niños. Una permanente dicotomía entre los sueños y las certezas. Es bastante realista y consigue que a ratos estemos a tope con el sueño de Rose y en otros momentos nos parezca una absoluta irresponsable.

-Belladonna of sadness (1973). ¿Veis como estoy desganada? La he dejado de última por evitar el momento de ponerme a escribir sobre ella. Siento que no sé cómo hacerlo y que cualquier cosa que diga va a resultar una miseria con respecto a lo que merece esta cinta que se cuente de ella.
El resumen: ES IMPRESIONANTE. Es una de esas películas que se van a quedar conmigo toda la vida, sin lugar a dudas. Es algo distinto a nada que haya visto antes, es innovadora y rompedora y es del 73. 
Otra cosa que debo decir de antemano: NO CREO QUE PUEDA VOLVER A VERLA. Me flipa, me fascina, me obsesiona, pero dudo que tuviera estómago de volver a pasar por ahí. Primero, porque el estilo de dibujo y la música del anime de estos años siempre me han generado agobio; segundo, porque la propia trama es absolutamente asfixiante de por sí.
Y funciona como un todo, también. No podría volver a consumir una escena aislada, porque es para verla toda junta y entera. Es el perfecto ejemplo de que también en casa se puede ver cine sin apartar la mirada ni estar capturando un Pokémon a la vez.
Vale, dejadme ir al lío: Belladonna of sadness es EXTRAORDINARIA. Es una película de animación que apenas contiene animación, que se basa mayormente en imágenes estáticas y que sin embargo resulta arrolladoramente expresiva e hipnótica, que nunca se hace lenta o pesada, ni siquiera a la luz del siglo XXI. Una película dirigida a comienzos de los 70 por un señor japonés, y que gira en torno a la liberación sexual y el empoderamiento de la mujer. Una obra sobresaliente en todos los sentidos: en el acierto de todas y cada una de sus imágenes, dibujadas con estilos diferentes en función de la escena y el mensaje (desde la acuarela a la psicodelia pop); en una banda sonora inseparable de la cinta, que no acompaña sino que narra, y que es puros años 60; en el viaje de la heroína, que arranca la narración en la más pura inocencia, sucedida del ultraje, y deberá ir descubriendo su propio poder por medio de la apropiación de su sexualidad, que no le pertenece a nadie más que a ella.
Una película que analiza el machismo estructural, así como los comportamientos del pueblo como masa a merced del poderoso. Una película que fascina a la par que agobia, que no se puede ir de la memoria por más que pase el tiempo. Una cinta totalmente atemporal y rompedora en el contexto en el que se gesta, provocadora, explícita de la forma menos explícita posible, como un viaje de LSD.
Hay un par de cosas que sí han envejecido: el retrato de la sexualidad exclusivamente por medio del pene (en una masculinización del placer que resulta paradójica dada la historia que estamos viendo), y cierta romantización de la violación. Sin embargo, son cosas que no le restan mérito alguno a esta película, sin duda de culto, que camina a pasos agigantados.
La secuencia final es, sencillamente, maravillosa. He visto pocos finales más apoteósicos.
Resumen: VEDLA. Aunque sea una vez en la vida. Obsesionaos para siempre.
Trigger warning: hay VARIAS violaciones.

Series:


(Creo que) no he visto ninguna aparte de mi revisionado de Love Shuffle (2009), dorama que hacía un tiempo que no caía pero al que le he pulsado play varias veces a lo largo de los años. Love Shuffle es un lugar feliz, y eso que a mis 33 ya le voy viendo los problemitas y las tontunitas que no le apreciaba cuando era más joven. Hay clichés, hay interpretaciones reguleras, hay tramas subdesarrolladas y en las que luego pasa todo de golpe (Jdrama style) y hay infinitos problemas de comunicación entre sus personajes. También aparece el típico tratamiento un poco problemático del único personaje no hetero de la historia, una banalización tremenda del suicidio (trigger warning de nuevo) y algunas relaciones con diferencias de edad y de posición de poder que dan para cuestionárselas. Con todo, es que me lo sigo pasando genial viéndolo. Me río mucho con sus historias y sus personajes, les tengo cariño a todos y aún me emociono con la historia de amor de Ojiro y Kairi, aunque sea todo un poco lol. Es muy fruto de su época e incluso contiene un punto feminista para su contexto (aunque hoy y aquí esta reivindicación resulte lo opuesto), y eso, que se hace querer. Lo voy a volver a ver muchas veces, fijo.
P.D.: Lo guapísimo que es Shota Matsuda y lo que pierde cada vez que lo quieren mostrar como tiarrón medio desnudo y es un tirillas. Y en esta ocasión también me ha parecido guapísimo Shosuke Tanihara, en plan guau.

(Creo que) no he visto nada más.


Libros:




Creo que Ah, pues he conseguido terminar un total de UN (1) título. Y era bueno. Y breve. Sintetiza muy bien mi estado estos meses. Pero es un fav incontestable:

-Rebelión en la granja, de George Orwell. ¿Es mi primer George Orwell? Es mi primer George Orwell. Así de incultos somos por aquí. Quería empezar con algo "ligero" y no lo ha sido, aunque sí lo ha sido. Es que es muy difícil explicar lo genuinamente BUENO que tiene que ser un escritor para en una novela de menos de 150 páginas y redactada con un estilo directo y sencillo, en forma de fábula de animales, pueda haber abarcado todos y cada uno de los aspectos que hacen de un totalitarismo (cualquiera de ellos) un arma tan peligrosa y fácil de colar en los estrados. Por medio de un cuento de animales de granja, nos habla del pueblo como masa vulnerable y manipulable, del tirano que se aprovecha de una causa justa para imponerse como un héroe, de las pequeñas cosas que se van alterando en la memoria colectiva hasta resultar indescifrable dónde se encontraba la verdad. Habla de la prensa, de la oposición y su precio, del aborregamiento, de la figura por norma pusilánime del dictador. En menos de 150 páginas, con una redacción carente de florituras y desnuda de reflexiones. Una mera exposición de los hechos, uno tras otro, sin más. Una novela absolutamente visionaria y candente en el hoy. Guau. Cómo de bueno tienes que ser para escribir esto...


Música:

Vale, gracias por existir, Lastfm; me facilitas mucho el trabajo. Maravillas de estos meses:

-Layin' Low de Hyolyn (con Jooyoung)


Cuando anunciaron que este nuevo single de mi diosa y musa era una colaboración con la maravilla de cantante que es Jooyoung, reconozco que estaba esperando un videoclip cargado de tensión sexual entre los dos como su antigua colaboración Erase, donde los shippeé mazo. No ha sido así y la única que desprende sexualidad por cada poro es ella, que se ha lucido en un regreso a por todas: baile dificilísimo, voz perfecta siempre, una presencia de diva total sobre el escenario. Adoro a esta mujer y me da pena lo infravalorada que está en una industria donde el éxito dura sólo tres años. 

-Terra y Averno de Tanxugueiras


Qué voy a decir, aparte de lo maravilloso que es tener a estas señoras haciendo que la cultura gallega se conozca en lugares donde de España sólo se identificaba el flamenco. Para mí, ha sido muy emocionante verlas a las puertas de Eurovisión (sin comentarios sobre el proceso de selección) y es fascinante cómo se superan a cada trabajo que sacan. De Averno, en concreto, aún no he superado el impacto de esa aparición mágica del peliqueiro, cómo en un par de segundos se ha plasmado a la perfección su naturaleza. Guau, de nuevo. Qué maravilla. Especialmente, teniendo en cuenta que los de Laza no se prestan a cualquier cosa y con estas chicas han colaborado sin dudarlo. Muy bien todo.

-All about you, de Birdy


Ay, qué bonita. No me gusta todo lo que saca esta chica; pero lo que me gusta, me encanta. Su voz tiene una calidez que me atrapa siempre. 

-Halo (DISCO) de Amorphis. 


Mis Amorphis han regresado con un nuevo álbum completo y reconozco no haberme puesto aún a escucharlo en la profundidad que merece, pero de primeras me ha parecido maravilloso cómo nunca sacan un trabajo vacío o mediocre. Todos sus discos son buenos, siempre. Es un trabajo que recoge muchos de los testigos auditivos de sus dos predecesores, pero que aun así se las ingenia para sonar diferente, con melodías que no habían aparecido en otros discos de Amorphis. Lo digo siempre, pero me enamoré de ellos en directo y me muero por verlos de nuevo en directo. Qué ganas.

-Superpop (DISCO) de Belén Aguilera


No soy muy de pop español y definitivamente no soy nada de la estética que esta chica lleva últimamente, pero el disco me ha sabido a gloria. Belén podría ser una cantante de tantas para mí, pero hay dos cosas que me enganchan a sus trabajos cada vez: la primera es una forma de cantar, con giros a lo negra del r'n'b, que no conocía en nuestro idioma; la segunda son las letras con las que me siento tremendamente identificada y que abordan la inseguridad, el miedo, los complejos... Es un disco casi catártico para mí.

-Stay alive, de Jungkook (y Suga) de BTS


Siempre va a haber algo de ellos, podéis resignaros ya. Jungkook ha sacado su primer canción oficial en solitario, tema de un webtoon, y es una balada preciosa. Digo lo mismo cada vez, pero es que saben dar en el clavo o quizá es que ya mi mente reacciona a los estados de ánimo que impone su música por el cariño infinito que les tengo. Es como si todas sus canciones llegaran en el momento justo. Pues con Stay alive he llorado lágrimas sanadoras y me he sentido muy arropada. Y ya está.


Viajecillos y experiencias:


¿Estoy descubriendo por fin mi provincia? Estoy descubriendo por fin mi provincia. No le oculto a nadie que Ourense es casi sin duda mi provincia menos explorada de Galicia. Y es que cuando estoy allí suelo ceñirme a mi casa y poco más, y me cuesta salir a explorar los alrededores.
Por eso, me siento orgullosa de haber arrancado el año dándole alguna que otra vueltecilla. Podéis culpar de ello al Entroido, que por fin ha vuelto y yo me reafirmo en que mi versión favorita de él es la rural, la que implica que el sonido del folión resuene entre las montañas como si se hubiera abierto la puerta del Averno. 
Este Carnaval lo he pasado entre Vilariño de Conso y Viana do Bolo y me he enamorado tanto de sus Entroidos que ya estoy pensando en volver a verme allí el año que viene. Hay algo en estas celebraciones tradicionales que a mí me agarra a mi tierra como no lo consigue ninguna otra. El Entroido es pura raíz, pura cultura, pura fiesta.


Además de estos lugares, también me dejé caer por la Boda da Pita de As Eiroás y por las calles disfrazadas de Ourense.

Estos meses, también he hecho algunas otras excursiones, tanto por mi ya pateadísima Costa da Morte, como a las Cíes en Vigo o a la zona de Ancares/Bierzo, a caballo entre Lugo y León (literal: dormí en una estación de servicio en la misma frontera). Esta última excursión me dejó con muchísima sed de volver por esa zona, bellísima a todos los niveles y culinariamente muy satisfactoria. Me enamoré de O Cebreiro, de Las Médulas, de Balboa y de todo a su alrededor.

Deseo poder seguir conociendo bien Galicia (y León, que me tiene engatusada) y viajar un poquito más lejos en cuanto me sea posible (¿adivináis quién pensaba hacer el Transiberiano este agosto?).


¡Sed felices!

jueves, 4 de noviembre de 2021

Favoritos de septiembre y octubre


He empezado a escribir el título en gallego, y de repente me he dado cuenta. Así está mi vida este curso: maestra en una escuela unitaria de aldea con siete alumnos riquiños pero mucho estrés burocrático, y hablando veinticuatro horas en gallego porque gracias a Dios en esta zona eso todavía se estila.

Lo más curioso es que sigo en la Costa da Morte. Lloré mi despedida de Fisterra en junio, pero no me he ido muy lejos. Hace apenas un par de semanas que cogí el coche un día cualquiera y lo dejé en el pueblo para hacerme el camino al faro, cosa que planeo seguir haciendo de vez en cuando porque Fisterra es un lugar especial en mis recuerdos. 

Lo hablaba el otro día con mi padre: desde que soy interina en Galicia y me muevo por mis propios medios (porque el año de Mondoñedo estaba muy verde con el coche y hasta finales de curso no me atreví a hacer el trayecto entero entre allí y Ourense), he hecho dos años la misma ruta y otros dos otra también igual. Me explico: después de Mondoñedo estuve en Betanzos, y al curso siguiente en Ferrol; mismo recorrido, sólo un pelín más largo en el segundo caso. El año pasado tocó Fisterra y ahora trabajo en Vimianzo; nuevamente, mismo trayecto salvo el último trocito.

Quizá el próximo sea el año de limitar un poquito mi mapa de Galicia para no tener que meterme dos horas y media cuando quiero ir a la casa de mis padres. De momento, me dedico a reflexionar sobre que cuando visité esta zona hace sólo tres años me resultaba novedosa y desconocida, y ahora ya me siento parte de aquí. No creo que pueda no ser un absoluto Favorito el haber pasado dos cursos de mi vida en este rincón del planeta.


Vamos con los Favoritos de este mes:


Cine

-God's daughter dances (2020). Un corto muy sencillo sobre la realidad de una mujer trans en una circunstancia muy particular. Me pareció bien actuado y que se vale de un tono amable y cargado de purpurina para explicar una situación muy difícil.


Series


Sí, seguimos con las series. Me lo dicen hace un año y no me creo que esté consumiendo ficción audiovisual episódica de forma constante, pero aquí estamos. Ha habido dos series a las que he estado muy enganchada; ninguna de ellas es perfecta, pero las dos valen la pena.

-El juego del calamar (2021). Qué original, diréis mientras ponéis los ojos en blanco. Pues yo la empecé sin saber que estaba siendo fenómeno de ningún tipo, por la única y exclusiva razón de que en Twitter era tendencia Alice in Borderland (de la que hablé hace meses) y era porque la comparaban con esta serie coreana. Aunque se puede decir que pertenecen al mismo género, son bastante distintas en tono y en temas. El juego del calamar, que no es más que una competición al estilo Battle Royale, tiene de especial que sus personajes no son adolescentes guapísimos, sino gente de todo tipo y edad que tiene en común la necesidad desesperada de dinero. Introduce juegos infantiles como medio para avanzar en la partida y la combinación de esto y el hecho de que perder es morir resulta de primeras sorprendente e impactante (para mí se pierde muy rápido el shock de los juegos). Por último, me gustó mucho que la serie se centre más en lo que mueve a los personajes que en lo que hacen en el juego; en lo que sucede por las noches que en lo reglado. También tiene una parte muy interesante de crítica social que es bastante extensible al mundo en general.
La mayoría de sus giros y revelaciones eran previsibles desde el primer segundo y hubo cosas que encontré innecesarias y/o difíciles de creer. El final podría haber sido mucho mejor. 
Con todo, no desmerece sus buenas cualidades y la recomendaría a cualquiera a quien le interese el género.

-The Morning Show, Temporada 1 (2019). Que en realidad ya me he puesto al día con los episodios que han salido de la segunda, pero voy a centrar esta opinión exclusivamente en la primera temporada. 
Reese Witherspoon es una de mis actrices predilectas desde Freeway (1996) y tenía este título en espera; quizá me echaban un poco para atrás el concepto de serie basada en el mundo de la televisión y el hecho de partir del movimiento #MeToo. Sin embargo, la primera temporada de TMS se centra en relatar una historia, con sus momentos y su contexto y sus personajes protagonistas: agresores, víctimas, cómplices. Empieza por el final, por el instante de la cancelación pública de un conocido presentador de televisión (la actuación de Steve Carell es muy buena), y narra el desmoronamiento de su mundo y el de todos aquellos que le querían. Me gustó que no cayera en amarillismos baratos y que no perdiera nunca de vista que todos somos humanos. Me gustó que analizara el clima, todo ese entramado de miradas desviadas que favorece que alguien cometa una atrocidad sin ser consciente de ello. Me encantó el retrato de la prensa actual, la búsqueda constante del shock, el periodismo del clickbait y de la verdad edulcorada al gusto del consumidor.
El final de la temporada me resultó torpe y flojo en comparación con todo lo anterior, con una resolución precipitada e innecesaria. Sin embargo, eso no anula el valor de la serie, que por si fuera poco es tan adictiva que casi no podía dormir por seguir viéndola. 
No sé si es necesario que lo diga porque soy previsible como yo sola, pero el personaje de Billy Crudup, Cory, me tiene encoñaíta perdida (Chaos is the new cocaine!). Jennifer Aniston me sorprendió muchísimo con su interpretación a ratos, y en otras escenas la encontré forzada, pero sin duda merece que estemos atentos la trayectoria dramática que le pueda esperar a partir de ahora.


Libros

-Calling a wolf a wolf, de Kaveh Akbar. Lo mencioné en uno de mis Domingos de Poesía y vuelvo a traerlo aquí porque, aunque hubo partes del poemario que no me impresionaron tanto, la primera mitad es sencillamente demoledora. Akbar es sin duda alguien de quien voy a querer leer más porque tiene una voz única y una forma de transportarte a su mundo inmediata. Hay poemas en este libro que me han dejado cicatriz.

-Despertaré en Shibuya, de Anna Cima. Qué maravilla de novela, qué cosa deliciosa y especial. Comencé a leerlo en Francia en agosto, pero apenas había avanzado en el mes de septiembre y por fin me enganché de nuevo en octubre. Despertaré en Shibuya es un libro por y para otakus, por y para amantes de la literatura y por y para apasionados en general. No podía dejar de pensar en mi amiga Mai mientras lo leía. No podía dejar de pensar en nuestra adolescencia fascinadas por la música japonesa y el cine y el manga. 
Es una novela distinta de todo lo que he leído en mi vida, escrita desde la sencillez de la narración de una chica normal, como tú y yo, que cuenta algo tan cotidiano como el enamoramiento de Japón por parte de una muchacha checa y cómo esto la lleva a estudiar Japonología en la Universidad y a dedicar horas y horas a investigar y traducir a un escritor del que apenas ha trascendido nada.
No sé qué es lo que tiene este libro. No sé si es lo fácil que es verme (y ver a muchas otras personas que conozco) identificada en la Jana jovencita que viaja por vez primera a Tokio y se deja un trozo junto a Hachiko. No sé si es lo normal y a la vez apasionante que resulta que el grueso de la novela no sea más que unos universitarios apasionándose por un tema y dedicándole todo su tiempo. No sé si es la facilidad con la que la autora consigue que nos enamoremos de todos ellos, o la forma en que Praga se respira en cada página, o el absoluto acierto de transcribir fragmentos de la novela japonesa que la protagonista está traduciendo y que se sienta absolutamente como una novela nipona real de la época. 
Despertaré en Shibuya ha sido una lectura mágica, una lectura para mí. Volveré a ella y me reiré mucho de los estereotipos del mundo otaku occidental y me quedaré pensando en las cosas que Jana encuentra extrañas y desagradables de Japón y me sentiré un poquito identificada con algunos fantasmas que vagan por sitios a los que no pertenecen.


Música

Más escuchadas según Last.fm:

-My Universe, de Coldplay y BTS


-La paura del buio, de Maneskin. Me he enganchado tarde, pero me he enganchado bien a estas gentes que sólo tienen veinte añitos pero saben lo que están haciendo y se comen el escenario.


-This is how the world ends de Badflower, EL PUÑETERO DISCO ENTERO porque es todo lo que esperaba de ellos y más. Tengo muy pendiente escribir una entrada sobre este grupo, me están dando la vida últimamente. Mis canciones favoritas del álbum, a falta de madurarlo más, son: Tethered, Stalker, Don't hate me y She knows. UF.



-II - Those we don't speak of, el nuevo disco de Auri. Es una joya absoluta, mucho más absorbente que su primer trabajo, profundamente ambiental y emotivo. Habla de mí, de alguna manera. Habla de mí por completo. Es una delicia. Mis canciones favoritas son: Scattered to the four winds, It takes me places y The duty of dust. Puede que también necesite redactar una entrada sobre Auri, o a lo mejor es el momento de sentarme a explicar lo de Tuomas Holopainen en mi vida.



Viajes


¡Sí! ¡Sí! ¡Seguimos desperimetrados! Cuesta tantísimo creerlo después de lo que fue el curso pasado. Ojalá, y toco madera, no cambien las cosas tanto como para que sea necesario volver a restringirnos. Yo soy feliz con lo poquito que tengo: con las escapadas a lugares cercanos, con los trayectos en coche y los planes más de monte que de ciudad. 

En octubre, aproveché el puente para escaparme con Laura a Portugal. No conocíamos Braga y nos pasamos tres días simplemente dejándonos llevar por sus alrededores, chapurreando el idioma, pateando castros, durmiendo en un monasterio precioso en Amares y escuchando los clásicos de Raphael y Rocío Jurado a todo trapo. Me cagué mucho en las carreteras empedradas cuando las encontraba cuesta arriba, mi amiga casi se queda sin móvil en el Bom Jesus (me tendríais que haber escuchando llamando a su teléfono y teniendo que dialogar con un amable portugués que nos salió al encuentro para devolvérnoslo) y no acerté con los postres aunque sí lo hice con el menú de 3€ en Barcelos.
Portugal siempre es un regalo y cualquier pequeña aventura en 2021 es un milagro.


¡Y esto ha dado de sí el bimestre! Ya sabéis que los inicios de curso siempre son un poquito caóticos por lo que conlleva la adaptación, y en este caso se me ha sumado el tener que realizar las funciones burocráticas que en un centro normal serían competencia del equipo directivo. Todo a pequeña escala, pero igualmente todo. 

Espero que noviembre y diciembre me permitan volver al cine, seguir con las series y especialmente viajar un poquito más; por planes no va a ser, ¡el caso es poder cumplirlos!


Cuidaos mucho y sed felices.

jueves, 9 de septiembre de 2021

Favoritos de julio y agosto


Septiembre se ha impuesto y ojalá me hiciera más ilusión su llegada, pero lo cierto es que una parte de mí aún se rebela contra la rutina. 
Ha comenzado el curso más raro hasta ahora porque me ha tocado asumir funciones totalmente nuevas y estoy enterándome de todo a marcha de tortuga (cosas de que se te designe para un puesto y no haya nadie encargado de informarte de lo que tienes que hacer). Total, que me siento ilusionada al mismo tiempo que nado en estrés. Quiero pensar que esto último se irá atenuando poco a poco.

Este verano para mí ha sido esperanzador. Después de lo que fueron 2020 y la primera mitad de 2021, este agosto he viajado. He vuelto a comer en un restaurante, a cruzar una frontera y a sentirme en plena aventura.

Como consecuencia de ello (y de que me pasé gran parte de julio encerrada por oposiciones), lo cierto es que he consumido muy poca ficción. Va a ser un Favoritos flojeras, pero no me arrepiento para nada nada de haberme dejado llevar.

En cualquier caso, recomendaciones:

Libros

-Cómo piensan los niños y otros recuerdos de mi vida, una compilación de declaraciones de Hayao Miyazaki reunida por la editorial Confluencias. Es lo que es: un conglomerado de textos (discursos, charlas, entrevistas...) del director de Studio Ghibli en los que reflexiona sobre la animación, la industria del cine, los mensajes que pretende trasmitir con sus películas, el significado de cuestiones como la guerra... Me sorprendió el tono, mucho más campechano de lo que esperaba, y a la vez esto sólo lo hizo mejor. Disfruté muchísimo de su lectura y de su sabiduría, y en especial me gocé como una cría la conversación con Akira Kurosawa en la que el propio Miyazaki lo estaba flipando con las cosas que le contaba su colega. El viento todavía se levanta, queridísimo Miyazaki (aunque lleves desde los 30 diciendo que la próxima será tu última película).

-The Rabbit Back Literature Society, de Pasi Ilmari Jääskeläinen. Finnish Weird en su máximo esplendor, una lectura poco convencional pero que cuadra perfectamente en su contexto de nacimiento, realismo mágico que no llega a importar tanto como los temas que se abordan, principalmente la naturaleza del escritor. Hablé de este libro en mi entrada anterior, así que no me enrollo más.

-El último mosquetero, de Jason. Cómics que te encuentras en la biblioteca de tu ciudad y no puedes dejar en la estantería. Me gustó muchísimo, es puro entretenimiento en el que el mosquetero Athos, que sigue vivo en plena actualidad quién sabe por qué, se enfrenta primero al mundo de hoy en día y luego a un enemigo alienígena. Es un relato sencillo, pero muy divertido en cuanto a cómo el personaje lleva por delante los valores de su época, como el honor y la caballerosidad; y son estas conductas caducas las que le salvan. 

-Atelier of Witch Hat, vol. 7. ¿Qué digo yo de este manga que no haya dicho ya? Es precioso. Este tomo, además, contiene respuestas y un gran avance en las relaciones, por lo que me encantó.


Viajes

Madre mía, no os hacéis una idea de la ilusión que me hace poder hablar de un viaje después de año y medio sin salir de Galicia (dos medios​ días en Portugal en julio del año pasado no cuentan). A cada uno la pandemia le ha robado unas cosas importantes, y en mi caso sin duda la que más me asfixia es no poder viajar. No pasa nada por no salir de tu casa en todo un año, pero admito que pasado ese plazo todo esto ya me tocaba las narices más de la cuenta. Y, aunque mi plan prehistórico había sido una escapada larga a Japón para este año, los pensamientos que realmente ​he tenido de forma insistente a lo largo de los meses han sido dos: 1) Cómo añoro, a un nivel casi físico, escuchar todo el tiempo a mi alrededor otros idiomas, cualesquiera que no sean los míos; y 2) Echo muchísimo de menos Europa, irme un fin de semana cualquiera a Varsovia a ver a Dir en Grey, el verde de las ciudades europeas, sus ritmos, sus tranvías, ir a Alemania y entender un montón de palabras gracias al inglés y verme en Polonia y sacar más vocabulario por su parecido con el checo.
Europa, lo que es para mí Europa. Sus ciudades pequeñas pero cargadas de patrimonio e historia, sus ríos y parques y terrazas e iglesias. Finlandia, como si fuera una extremidad más de mi cuerpo que no puedo usar ahora mismo. Praga y su belleza sin igual, mi Inglaterra.
Hace muchos años que quería hacer un viaje en coche por las profundidades de algún país. Bueno, no de alguno. Había planeado esto mismo para la Semana Santa de 2020 en Irlanda, y desde siempre he querido hacerlo en Inglaterra, en Portugal, en Francia, en Estados Unidos y en Italia. Y no sé vosotros, pero para mí la idea de viajar después de lo que hemos vivido era poco menos que sacrílega. Nos hemos quitado de tantas cosas en los últimos tiempos, hemos estado más solos físicamente que nunca (aunque curiosamente​ para mí hayan sido tiempos de entablar nuevas amistades). Pero mi amiga Laura sugirió medio de coña marcarnos una ruta 66 en Francia y al final empujó lo suficiente como para que cediera y me uniera al plan; no me lo creí hasta el día que salimos.
Este verano, he hecho mi primer road trip y me ha encantado conocer Francia de esta forma, con el único inconveniente de que ahora hay muchísimos sitios a los que quiero volver y tengo más puntos pendientes que nunca en el mapa de allí.
Hemos subido desde Hendaya por la costa hacia Burdeos y hasta Bretaña, pasando por Nantes y La Rochelle. Hemos conocido la historia de Normandía y hemos hecho la ruta de catedrales góticas que soñaba cuando tenía diecisiete años. Hemos descubierto el norte y el centro, hemos vivido el agobio de un búnker en Verdún y nos hemos enamorado de Clermont-Ferrand y los pueblos que la rodean. Hemos comido de menú en bares de pueblo a precio de España, nos han dado "la habitación auxiliar" en un hotel con vistazas al río de Castres y nos hemos encontrado en playas, montes, fortalezas gigantescas, polígonos de lo peorcito y hasta volcanes.
Yo me he quedado un poco allí, seguro que de por vida. Francia ha sido en muchísimos sentidos alimento para el alma. Y los franceses, alimento para el pánico al volante.


Música

-Permission to dance, de BTS. Como ya cada vez desde hace más de un año, mi vida ha girado en gran medida en torno a estos señores y todas sus cosas. La canción suena a High School Musical, el baile no busca más que la diversión, pero todo el concepto y la letra y su energía me emocionaron profundamente y me hicieron muy feliz este verano. Sigo pensando que me gusta más que Butter.


-Summer or Summer, de Hyolyn y Dasom. Tampoco tengo que entrar de nuevo en mi amor incondicional y eterno por Sistar, pues lo he mencionado muchas veces en este blog. Me hace feliz verlas apoyarse mutuamente y reunirse de vez en cuando para cenar o hacer el chorra; pero que haya habido en 2021 una colaboración musical entre estas dos personas me ha traído una alegría que no puedo explicar. Ya el título da pistas, pues a Sistar las apodaban "las reinas del verano", y en este caso han venido en mitad de agosto a traernos un tema que es como si cada vez que lo escucho hiciera retroceder el calendario. Impresionadísima por lo mucho que ha mejorado Dasom como vocalista, y enamorada de ellas dos y de las otras dos que no han dejado de apoyarlas también.


-Family y Don't hate me, de Badflower. Puede que algún día escriba una entrada sobre este grupo, que suena al punk-pop-rock emo de comienzos de los años 2000 pero me tiene enganchadísima desde la primera vez que lo escuché. I want to believe you when you sing it to me, que decía Brent Smith; lo de este grupo lo compro por completo.




Y esto han dado de sí mi julio y mi agosto. He perdido medio verano estudiando y he dedicado el otro medio a viajar. He escrito de forma compulsiva, cosa que no había logrado en años. He dormido cada noche en una ciudad distinta. He cumplido mi sueño de alojarme en moteles de carretera. Me he hecho el enésimo esguince en el tobillo malo. He abrazado a mi mejor amiga después de año y medio.


Os deseo paciencia, calma y salud mental para el nuevo curso; os prometo que ser Army ayuda mucho con todo esto.

Bye!

domingo, 25 de julio de 2021

Volviendo al Finnish Weird: The Rabbit Back Literature Society

Could you turn a little so your childhood is in the picture? Right now your middle age is obscuring it...

(¿Podrías girarte un poco para que tu infancia salga en la foto? Ahora mismo tu mediana edad la está tapando...)


Tal vez aún quede alguien que se acuerde de aquel proyecto llamado Adopta una autora que se expandió por el mundo de los blogs en 2017 con la finalidad de difundir la obra de distintas escritoras.

Como parte de mi aportación a la causa, en su día escribí una breve entrada sobre el Finnish Weird para contextualizar la obra de mi autora elegida, Emmi Itäranta. Se denomina Suomikumma, o Finnish Weird, a un movimiento bautizado por Johanna Sinisalo en 2010 con la pretensión de englobar todas las obras de fantasía y ciencia-ficción escritas en Finlandia a partir de los años 80, que es cuando estos géneros desembarcan en una nación joven y sin tradición literaria escrita. 
Finlandia no se independizó de las continuas invasiones de sus vecinos, Suecia y Rusia, hasta 1917, y por tanto no concedió oficialidad al finés hasta ese momento. La escritura en su lengua autóctona nació en el siglo XX y su evolución avanzó a un paso distinto al de la ya muy arraigada tradición del resto de Europa. La fantasía y la ciencia-ficción surgieron de inmediato, muy sólidamente apoyadas en el folklore nacional, pero no se consideraron géneros per se hasta que las primeras traducciones de obras como Dune llegaron al finés; durante las décadas previas, todo lo que contuviera elementos fantásticos se consideraba literatura infantil.

Para Johanna Sinisalo, la fantasía y la ciencia-ficción finlandesas, que evolucionaron de los 80 en adelante, gozan de características especiales y diferenciadoras debidas a su juventud: se mezclan continuamente con otros géneros como el terror y el surrealismo, incorporan la mitología finlandesa en contextos realistas, conceden gran importancia a la naturaleza como símbolo y presentan personajes del día a día en circunstancias especiales.
El género fantástico tiene gran importancia en el mercado finlandés actual, mucha más que en el de otros países donde se sigue considerando literatura menor o para jóvenes; la clave, según Sinisalo, es que no hay límites de género, y por eso Finnish Weird engloba al conjunto de autores y obras más que a una determinada temática.


No es un movimiento al que resulte sencillo aproximarse, al menos no si lo que se espera son tramas hiladas y cerradas o personajes sencillos de querer. Me di cuenta de esto en cuanto aterricé en mi primera obra etiquetada de esta manera: Troll: a love story, de Johanna Sinisalo. Tengo pendiente darle una segunda oportunidad algún día, ya que en 2014 me resultó tan inquietante y perturbadora en el peor de los sentidos que no pude disfrutarla; cuando le comenté esto, tiempo después, a Emmi Itaränta, ella me la describió como una de las mejores obras que había leído nunca, pero que requería cierto contexto para entenderla. 

Las obras de Itäranta, también englobadas en el Suomikumma, resultan muchísimo menos hostiles: tanto Memory of water como The city of woven streets son narraciones con una estructura clara, protagonistas y relaciones más sanos que los de la novela de Sinisalo y en general un fondo y una forma asequibles para cualquiera. 

Con la obra que acabo de cerrar esta misma tarde confirmo mi regreso al Finnish Weird con todas las letras, pues si algo es The Rabbit Back Literature Society es finlandesa y rara de narices. Pasi Ilmari Jääskeläinen firma una novela que he disfrutado muchísimo, pero que posiblemente no recomendaría a casi nadie. Realismo mágico, personajes bastante insufribles, infinitas referencias a la propia historia de la literatura de su país madre (y posiblemente se me haya escapado un gran porcentaje), y más interés en generar emociones que en atar cabos de una trama disparatada y salpicada de ensoñaciones estilo Salvador Dalí; sí, el principal misterio de la novela es un enorme McGuffin que en realidad ya se anuncia desde el principio con letras de neón, pero que aun así parece haber decepcionado a muchos de sus lectores.

Me preguntaba mi hermana, mientras me veía partirme de risa leyendo este libro, de qué iba. Y yo no sabía qué responder, pero ahora lo voy a intentar: un pequeño pueblo de Finlandia, una escritora de obras infantiles conocida a nivel mundial y su proyecto personal llamado la Sociedad Literaria, consistente en elegir y formar a diez nuevos escritores desde la infancia para que se conviertan en novelistas reconocidos. Tarea lograda, salvo porque sólo logran despertar su interés nueve niños y tarda unos treinta años más en admitir un décimo miembro en el club.

La novela gira en torno a dos motivos principales, al primero de los cuales he aludido con la cita que menciono al comienzo de esta entrada: la memoria. Jääskeläinen dedica las 343 páginas de extrañísimos sucesos de su novela a reflexionar sobre la naturaleza de los recuerdos y su absoluta falta de rigor. Lo hace primero por medio del realismo de un padre con Alzheimer y cómo su deterioro mental acarrea una desconexión hacia esta nueva persona por parte de su esposa e hija, que ya no lo conocen de nada. Después, inmerso ya el cauce en los elementos fantásticos, se dibuja a través de mecanismos como los testimonios de diferentes personajes entrevistados por la protagonista, y por medio de El Juego: una suerte de pacto entre los escritores de la Sociedad que consiste en sacar de dentro todo honestamente y tal cual salga, sin organizar la información, sin pensar en lo fiable o no que pueda ser tal y como la ha almacenado la mente. Cuando los jugadores reflexionan sobre aspectos de su infancia, en relación con la escritora Laura White y la formación que les dio, surgen elementos puramente míticos, sin sentido, ilógicos. Resulta imposible unir las piezas del puzle porque los recuerdos no son objetivos ni coherentes. Están condicionados por los eventos que les siguieron y la percepción desde la que se vivieron, y al mismo tiempo nos condicionan en cómo entendemos el presente.
La novela da cien vueltas en torno a los recuerdos de distintas personas acerca de un mismo suceso, y descubre que es dificilísimo reconstruir la realidad, ya que ésta no es una narración lineal y cada punto de vista es volátil, se contamina por la influencia del devenir y de los relatos ajenos (como los libros de la biblioteca de Rabbit Back se contaminan unos de otros), muta.

El otro gran tema de la novela, y que personalmente me resultó divertidísimo de leer, tiene que ver con la figura del escritor. El libro nos presenta, en mayor o menor profundidad, a once personajes que son autores literarios y llevan vidas muy diferentes en su pueblo natal. 
Jääskeläinen lo hace genial porque toma figuras y tópicos de las letras finlandesas para ilustrar los distintos tipos de escritor que quiere plasmar, de manera que aparecen infinidad de chascarrillos y es fácil sentirse familiarizado con los personajes por asociación. 
La Sociedad Literaria en sí puede recordar a cualquier otra, pero en particular me ha llevado a pensar en la Villa Kivi, en Helsinki, una casa situada a la orilla del lago Töölö y abierta en los 80 con la finalidad de proporcionar a escritores finlandeses un lugar donde no sólo escribir, sino reunirse y coordinarse con sociedades de escritores. La Sociedad, y toda la trama del libro, gira en torno a Laura White, escritora de obras infantiles pero un poco siniestras (ella no las había concebido para niños, pero han triunfado entre ellos precisamente por incluir elementos fantásticos, como pasaba en Finlandia antes de que se reconociera el valor de la fantasía) que es conocida en todo el mundo y especialmente alabada por el público japonés. Laura White funciona como motor de la historia, pero no interesa como personaje sino como musa para todo ese círculo de autores que viven en una súplica constante por recibir más de ella. Que la figura en la que se inspira es Tove Jansson, con sus múltiples trabajos sobre los Mumin, es muy evidente; su popularidad internacional, el carácter de su obra y hasta pequeños detalles de su vida. 
Asimismo, todos los otros escritores responden si no a nombres específicos, a estereotipos de la literatura finlandesa: la autora de novela negra, el de género erótico que se pasa a guionista de televisión, la autora de ciencia-ficción menospreciada por los que escriben novelas "serias" y que emplea un seudónimo masculino para que su obra se venda internacionalmente (me decía también Emmi Itäranta que en Finlandia hoy en día triunfan más escritoras que escritores, pero todos hemos visto en librerías la sección de ci-fi con su escasísimo porcentaje de autoras mujeres), etcétera.
Tenemos las figuras de los fans, de los estudiosos literarios y hasta de la crítica. Acertadamente, la protagonista, Ella, no entra en sólo uno de esos sacos: es, a la vez, investigadora, escritora y lectora. 
Todos los escritores de la novela son personas profundamente disfuncionales y enfermas, a la carta: trastorno obsesivo-compulsivo, adicción a la comida, depredador sexual (hay una escena de violencia sexual que me dejó muy mal cuerpo y me quiso recordar a Let the right one in, de John Ajvide Lindqvist), paranoia... Tanto la mecánica de El Juego (donde es obligatorio que la verdad salga a la luz, bajo uso de drogas y violencia si es necesario) como la forma de afrontar sus vidas y carreras de los personajes, contribuyen a la visión tan mordaz que el autor transmite del escritor: alguien que se alimenta de las vidas de los demás sin importar el daño que cause de paso, que utiliza a quienes le rodean como alimento para su obra, que decide olvidar a quién le robó la inspiración para poder seguir adelante. Un escritor que es un enfermo por definición, que no existe de ninguna otra manera porque nadie en su sano juicio puede dedicar su vida al martirio de escribir.

Everybody knows that no healthy person would take up writing novels. Healthy people do healthy things. All this darned hoopla and hot air about literature-what is it really but mental derangement run through a printing press?

(Todo el mundo sabe que ninguna persona sana se dedicaría a escribir novelas. La gente sana hace cosas sanas. Tanto bombo y platillo a la literatura, cuando no es más que enajenación mental pasada por una imprenta). 


Los escritores de la Sociedad tienen parejas, hijos, empleos. Todos ellos, sin embargo, se muestran apáticos y prácticamente desvinculados de esa realidad, que encuentran secundaria a la realidad principal de su proceso de creación.
Jääskeläinen también aprovecha para tocar cuestiones como la originalidad (que no existe, siempre bebemos de lo anterior a nosotros) y la idealización. 
Laura se muestra como objeto de deseo en el sentido más físico tanto para lectores, como para autores, estudiosos y críticos; deja de ser una escritora de referencia para convertirse en una suerte de musa, y las relaciones con las musas son en esencia irregulares y egoístas.


I don't have any ideas of my own. Maybe none of us do. All we have are the thousand ideas that we stole from the dead boy.

(No tengo ideas propias. Quizá ninguno las tengamos. Todo lo que tenemos son las mil ideas que le robamos al chico muerto).


Por último, encuentro curioso e interesante que el personaje que se diferencia más del conjunto de escritores del libro sea Aura Jokinen, la única que escribe ciencia-ficción, considerada una friki por sus compañeros y la más respetada por la musa. Aura es la única que busca las ideas por su propia cuenta sin copiar directamente a otros, se distancia del deseo de todos los demás de explicar las historias desde géneros anclados en el realismo. Teniendo en cuenta que hablamos de Finnish Weird, esta visión resulta reivindicativa.


¿Por qué no recomendaría esta novela a cualquiera? Primero, porque no me parece la obra más cómoda por la que entrar en el mundo del Suomikumma; es liosa, un poco tonta a ratos, no resuelve la mayoría de misterios que plantea (aunque el que resuelve me parece genial)... Segundo, porque sus personajes son horribles y no creo que a nadie puedan no caerle mal; enganchan e interesan, pero son de esa gente que uno querría bien lejos. Por último, porque hay varias cosas que si no se entiende el contexto pueden resultar muy turbias, como las constantes mofas acerca de un personaje con obesidad o las incesantes menciones a los atributos físicos y muy sexualizados de la protagonista, bastante fuera de lugar. A ratos dan ganas de mandar al autor adonde yo te diga por algunas de estas cosas.


Sin embargo, como novela de ficción especulativa muy anclada en la tradición de la que surge y como homenaje (de alguna retorcida manera) a la literatura de su país, es muy disfrutable. Intriga, divierte, a ratos asquea mucho y sobre todo se siente como un descubrimiento constante, más por el viaje que por el destino.


Mi próxima lectura Finnish Weird volverá a ser, sin duda, de Johanna Sinisalo, a la que mi cuerpo me pide imperiosamente llegar a conocer de verdad. Ya os contaré si esta vez es la buena.

jueves, 1 de julio de 2021

Favoritos de mayo y junio

¡Feliz verano! ¡Felices vacaciones para los que estéis de descanso, ánimo y paciencia para los que no!

Si me hubieran dicho, en el año 2011 (cuando me presenté a mis primeras oposiciones), que en 2021 iba a estar recibiendo julio con las mismas perspectivas vitales a corto plazo (sentarme en una silla a redactar un tema, pasar por el trago siempre traumático de exponer de memoria delante de una gente que ni siquiera me escucha, albergar esperanzas para que las destrocen delante de mis narices...), seguramente habría tomado decisiones distintas. No sé si para bien o para mal, pero empecé en esto asegurando que me daba cinco años y sino a otra cosa. La vida cambia cuando te encuentras con que la pesadilla en realidad te da de comer, pero sigue siendo una pesadilla.

En fin, que estoy de oposiciones una vez más y me siento como en todas las ocasiones anteriores: ansiosa, nerviosa, en pánico a ratos y abstraída por completo de la situación en otros momentos. 

He tenido un bimestre inusual y un poco desaprovechado, pero ya no me pesa no hacer todas las cosas que habría querido; es más sano fluir y abarcar lo que tu cuerpo puede en cada momento. He estudiado más de lo que pensaba y menos de lo que debía, y así con otras actividades como "viajar" (intramuros, que sigo sin haber pisado suelo no gallego desde febrero del año pasado), nadar y leer.
Lo genial: he escrito como antes. No muchísimo ni genial, pero sí como más me ha llenado siempre hacerlo: en trance, compulsivamente, hasta las tantas de la madrugada sin poder soltar el relato. Hacía muchos años que no me ocurría y no ha salido de ello ninguna gran obra, pero me he sacado de dentro una novelilla de cien páginas que se han escrito en total abandono a la propia escritura. Y no tengo intención de compartirla ni de hacer nada con ella porque no es algo de calidad, pero sí que me ha servido para calentar motores y volver a embriagarme de ello.

Aparte de eso, saco unos cuantos favoritos de los que os quiero hablar porque me dieron la vida en mayo y junio:


Series

He visto dos miniseries que me han gustado mucho, mucho. Ambas están en Filmin y ambas valen la pena:

-Héroes invisibles (2019). Como ya la he reseñado en una entrada anterior, no me voy a extender mucho. Narra la historia de tres diplomáticos finlandeses (y uno sueco) que trabajaban en Chile en el momento del golpe de estado de Pinochet, y cómo ayudaron a salvar muchísimas vidas. El mayor acierto de la serie, para mí, es el tono sencillo con el que se cuenta la historia, como una mera constatación. Me transmitió muchísima esperanza en la humanidad.

-Laëtitia o el fin de los hombres (2019). Nuevamente una serie basada en hechos reales, en este caso el relato de un crimen ocurrido en Francia en 2011: el de una joven desaparecida que posteriormente fue encontrada a trozos tras haber sido también violada. Lo duro de la historia ni siquiera es este crimen, sino cómo a raíz de algo así se va desenredando la madeja y salen a la palestra años de malos tratos y abusos sexuales hacia ella y su hermana. Es un caso impactante y muy simbólico en cuanto a todo lo que sacó a relucir, a todo lo que había detrás. Habla de cómo se mira hacia otro lado muchas veces ante ciertos indicios, ya sea por miedo o por la necesidad de pensar que se han salvado vidas en vez de condenarlas, como es el caso de la trabajadora social que se ocupó de esas niñas. 
La serie está muy bien hecha, desmiga las diferentes situaciones y se erige como un tremendo manifiesto feminista. No me gustó, especialmente a la luz de esto último, ese punto petulante del detective y el juez arreglando el país; todo lo demás está muy bien, incluidas la superficial crítica a Sarkozy (se podría haber profundizado un poco) y las interpretaciones de Marie Colom, Sophie Breyer y Sam Karmann.


Películas

No ha sido el mes del cine en lo que definitivamente tampoco está siendo el año del cine para mí. He visto pocas cosas y, de ellas, menos aún me han convencido. Estuvieron bien pero se me quedaron muy cortos estos tres títulos: Shiva Baby (2020), Una joven prometedora (2020) y Del inconveniente de haber nacido (2020). Un simple meh para El prisionero de Zenda (1952), si bien la presencia y el buen hacer de James Mason para mí compensarían siempre cualquier bodrio.

Las que sí me encantaron son sólo una más dos revisionados:



-A song called hate (2020). Es lo que parece: un documental sobre Hatari, el grupo islandés con puesta en escena BDSM que representó a Islandia en Eurovisión 2019 en Israel (soy absolutamente fan de ellos). El documental me pareció excelente, prueba gráfica de la dureza y presión de una situación de la cual, desde fuera, únicamente podíamos ver la performance. Totalmente metidos en su papel ante los medios, se vieron muy ahogados por la presión que les llegaba desde su país (Islandia reconoce la soberanía de Palestina), así como la vigilancia de cuanto hacían por parte de las autoridades israelís competentes. Una posición lejos de ser fácil, que asumieron de forma muy valiente y que explican en el documental ya sin actuación, sólo como personas llevando a cabo una misión.
También se ve reflejada la relación entre ellos, especialmente entre Klemens y Matthias, y es muy bonito y necesario que exista representación de esa amistad cargada de cariño y cuidado entre hombres adultos.

-Los revisionados maravillosos: El Señor de los Anillos en el cine después de todos estos años (he llorado bastante) y Hedwig and the Angry Inch; esta última se puede analizar hoy en día desde puntos de vista muy diferentes y algo controvertidos que quizá no existieran cuando se estrenó en 2001, pero para mí sigue siendo perfecta.


Libros



-Las bestias olvidadas de Eld, de Patricia A. McKillip. Ni siquiera me sonaba el nombre de la autora, pero vi que Duermevela Ediciones, de la booktuber Magrat Ajostiernos, lo editaba y me enamoré de la portada. Es un libro, sencillamente, perfecto: fantasía clásica con los ritmos y tonos de la fantasía clásica, pero que da una vuelta al viaje del héroe para convertirlo en una gesta hacia su propio interior. La protagonista, Sybel, poderosísima hechicera heredera de las bestias míticas más impresionantes, debe enfrentarse a difíciles decisiones que la irán modelando como persona y decidirán el futuro del mundo tal y como lo conoce.
La historia fluye todo el tiempo, sin un solo momento de bajón pero sin desbocarse; desde el primer párrafo el lector sabe perfectamente en qué tipo de relato está inmerso. 
Gran trabajo de esta autora y seguro que leeré más de ella.

-La leyenda del rey errante, de Laura Gallego. A ver por dónde empiezo con éste. Lo principal que tengo que comentar es que esta novela me ha hecho muy, muy feliz.
Veréis: yo fui una de esas adolescentes obsesionadas con Memorias de Idhún al punto de escribir cartas a la autora (tengo a buen recaudo su respuesta, escrita a mano y de verdad: no me respondió un mero agradecimiento, sino que se leyó lo que le había contado y me fue contestando a todo), ser activa en su foro e ir a verla a varias firmas de libros. El origen fue MdI, pero tengo que decir que las novelas que más me enamoraron en su día fueron La emperatriz de los etéreos y mi absoluta favorita de ella (que no he vuelto a leer por pánico a que haya perdido calidad para mí en estos años): El coleccionista de relojes extraordinarios.
Me devoraba todo de Laura Gallego en aquella época, hasta que, a partir de 2010, para mí perdió el encanto. Leí Donde los árboles cantan y El libro de los portales, ambos tan decepcionantes (el primero más que el segundo) que decidí distanciarme por un tiempo. Desde entonces, en mi cabeza rondaba la duda: ¿ha empeorado o simplemente sus libros eran para mi yo de 18 años? Tengo la espinita de volver a leer MdI, pero también he visto varios vídeos de gente que los ha releído años más tarde y las opiniones no son halagüeñas.
El caso es que tenía La leyenda del rey errante en mi estantería desde hacía mucho tiempo, firmado porque lo gané en un sorteo, pero no me llamaba tanto. Quién me iba a decir que me reconciliaría con la autora de esta manera: es una historia perfecta. Por su lenguaje, extensión y forma, es evidentemente un trabajo menos pretencioso y tal vez dirigido a un público más joven que sus grandes títulos; sin embargo, Laura Gallego gana en este tipo de trabajos. Un relato bien hilado, con estructura de cuento y una ambientación excelente que te sitúa en mitad del desierto de un plumazo. Podría ser, realmente, una leyenda clásica de lo bien hecho que está. Tiene buenos personajes, intriga, catarsis y redención; lanza una moraleja potente sin adoctrinar ni adoptar ningún tono didáctico.
Así que sí, me ha hecho feliz, me ha recordado por qué me gustaba tanto Laura Gallego y me ha dado ganas de volver a ella, o al menos a mis títulos favoritos de ella.

-El último mosquetero, de Jason. Esto fue algo aleatorio que encontré en la biblioteca de mi ciudad, aunque quienes leáis cómic europeo habitualmente conoceréis al autor (yo, ni idea). Total, que yo veo unos perritos dibujados bajo ese título y junto a una sinopsis que habla de Athos, mosquetero del rey, perviviendo durante cuatro siglos y enfrentándose a unos aliens, y allí que me tengo que ir. Es una historia corta, absurda y deliciosa, en la que un Athos frustrado por la pérdida de los buenos valores propios de su época y de la heroicidad del mosquetero debe salvar a Francia de un ataque extraterrestre. Un tomito divertido y perfecto.


Música 

Las cosas más guays de estos meses fueron: 

-Butter, de BTS. Y el single completo sale la semana que viene junto con una nueva canción, así que podéis esperar sin margen de error que los siga mentando en próximas entradas. Canción fácil, de buen rollo y chicos guapísimos y adorables.



-CHOKE, de The Warning. ¿Alguien se acuerda de unas niñas mexicanas que fueron virales hace años por tocar temas de los Foo Fighters en Youtube? Bueno, yo las descubrí quizá un pelín más tarde, creciditas y con su propia música en marcha. Tras haber estado trabajando en su nuevo disco, en mayo lanzaron el primer adelanto y es un absoluto hit. La he escuchado muchísimo y me encanta.



-MASS, de the GazettE. En el anterior Favoritos os confesaba haberle dado mucha caña al single de adelanto y ahora toca decir que el mero hecho de que esta gente saque música ya me hace feliz. Esperaba otro tipo de disco, quizá más sólido en su sonido, pero han decidido hacer lo que les da la gana y sacar un compendio de canciones distintas entre sí, todas muy suyas y que vienen a representar los distintos géneros y estilos que han ido explorando a lo largo de su carrera. Es como un mixto, pero todas las canciones son temazos, Ruki canta en varias de ellas en un registro más grave de lo habitual que me eriza la piel y la sección rítmica del grupo hace una bestialidad de trabajo. Mis favoritas son Daku y ROLLIN', pero todo el álbum es para gozárselo mucho.



-GODZILLA y Human, de The Veronicas. A mí que alguien me explique si es normal que cojan estas señoras y saquen dos discos a la vez, ambos se podría decir que conceptuales y ambos increíbles. Con toques de Dua Lipa y de todo ese rollito retro que se lleva ahora mismo, se lo llevan totalmente a su terreno porque todo ese imaginario ha ido siempre mucho con las Origliasso. Hay un par de canciones que no me han hecho tanta gracia, pero en general me parecen dos discazos y algunos temas no puedo dejar de escucharlos: Stealing Cars, Sugar Daddy, Catch Fire, Goodbye, Human, Jealous... Todas buenísimas y adictivas.


Conciertos

A ver: conciertos, lo que se dice conciertos... Me están faltando sobremanera. Era consciente de que una de mis constantes desde hacía años era poder ir a unos cuantos conciertos de mis grupos favoritos al año, pero no sabía cuánto iba a acusar su falta.

Eso sí: viva Internet.

-Nightwish dio hace nada un par de shows online y ahí que me tenía que plantar. Lo cierto es que había comprado la entrada antes de que Marko Hietala anunciara su salida de la banda y no estoy segura de si la habría pagado de haberse puesto a la venta posteriormente. Con todo y notándose infinitamente la ausencia de Marko (de su voz, de su presencia y del sello tan único que imprimió en el grupo durante sus años en él), me sorprendí disfrutándolo mucho. El formato con todo ese CGI no me apasionó, la setlist en general no me pareció la óptima y eché de menos canciones que por otro lado agradezco que no intentaran versionar sin él, como Wish I had an angel o The islander. Pero el grupo hizo un enorme trabajo, especialmente Floor y Troy adaptando las líneas que cantaba Hietala, así como Jukka Koskinen de Wintersun como bajista en funciones. 
Pensaba que me pondría muy triste por no estar él presente y que no querría saber mucho más de ellos (Marko es para mí un adiós muchísimo más notable que ninguno de los anteriores), pero me quedé más bien con una sensación de expectación por lo que llegará a venir. Creo que, si Tuomas sigue haciendo canciones buenas, es difícil que me vaya a poder desvincular de Nightwish nunca.

-También pagué por ver en directo a BTS y esto creo que ya va a ser costumbre. Dieron un doble concierto online cargado de sorpresas y momentazos y me lo pasé pipa viéndolo. El highlight de los dos días, para mí, es y será el rap en español de RM y Jimin haciendo la parte de Becky G en Chicken Noodle Soup: aparte de la obvia dificultad de rapear en un idioma que no conocen, que decidieran no tocarle un pelo a la letra me parece lo más sexy que he visto en muchísimo tiempo. Fan absoluta de ellos, sin más.


Mayo y junio fueron meses de estar por Fisterra y alrededores, despidiéndome poco a poco de los sitios y dedicándoles a todos ellos mucho tiempo de esparcimiento. Estuve de nuevo en Outes, en Rianxo, en Catoira, en Ézaro, en Vimianzo, en Negreira, en Carballo y en otros puntos de la zona, sin alejarme demasiado de mi vivienda del curso. No creo que pueda haber nunca nada más destacado que haber visto un atardecer rojo fuego en Vilán.

Despedirme de Fisterra ha sido una cosa bastante rara, tal vez porque dadas las circunstancias he pasado muchísimo tiempo en ella. Llegué a mimetizarme bastante y creo que dentro de no demasiado tiempo voy a empezar a sentir mucha morriña. Pero así es la (mi) vida y, por ahora, al menos durante un año o dos más, me comprometo a errar; después ya se verá.

¡Sed felices!