sábado, 4 de septiembre de 2010

Battle Royale... ¿qué significa estar vivo?

En Japón fue duramente criticada (y casi censurada) cuando se publicó por primera vez, y sin embargo muchos la aclamaron como una auténtica obra de arte e incluso se llegó a decir que era la nueva El señor de las moscas. En cualquier caso, Battle Royale se convirtió enseguida en un bestseller, y fue adaptada al manga y al celuloide. Tengo que decir que la película protagonizada por Tatsuya Fujiwara es una de mis favoritas, pero nada será igual después de haber leído la maravillosa novela en la que está basada.
Llevaba años queriendo hacerme con el libro, y en varias ocasiones estuve a punto de encargarlo por internet, pero al final, por un motivo u otro, nunca me animaba. Cuando lo vi por casualidad en el Foyles de Charing Cross (mi librería favorita), en Londres, no me lo pensé dos veces. Y desde ese día no he podido soltarlo ni un momento.
Battle Royale es una novela muy sencilla de leer (de hecho, para los que queráis leerla y le tengáis miedo al inglés, es muy fácil si tenéis un nivel medio), rápida y dinámica, sin dobles sentidos ni metáforas, pero que se detiene explorando no sólo la psicología adolescente en unas circunstancias extremas, sino también los pros y los contras de un sistema dictatorial que, a cambio de progreso, sacrifica a las propias personas. El Programa en el que participan Shuya y sus compañeros de clase es definido como la herramienta más efectiva del país para demostrarles a sus ciudadanos que no pueden confiar en nadie y así evitar asociaciones que pongan en peligro su pervivencia: una versión sangrienta del juego de las sillas musicales en la cual todo vale para sobrevivir.
La ventaja del libro es que uno puede conocer en profundidad a los personajes, sus motivaciones, lo que los hace tomar decisiones y actuar de uno u otro modo, por qué quieren ganar o qué desean hacer antes de morir. Descubres el pasado de Mitsuko Souma, lo orgullosa que era Takako Chigusa y por qué Shinji Mimura llevaba siempre un pendiente de aro. Descubres a un Shuya y a una Noriko que ni siquiera se insinúan en la película (el manga ya es otra cosa), y lo bañas todo en las melodías de Bruce Springsteen. De hecho, ahora mismo me resultan absolutamente absurdos hechos como que Chigusa en el filme se pasee por ahí en chándal o que Shogo y Kazuo se hayan apuntado al Programa de forma voluntaria; ambos eran alumnos, como todos los demás, y habría quedado genial ver a Kiriyama lanzando la moneda para decidir si participaba, o a Shogo contando la "buena" suerte que tuvo porque le tocó participar en dos ediciones seguidas. Pero hay que valorar cada cosa por si misma.
En definitiva, os animo a echarle un vistazo a esta novela, porque una vez que empecéis os garantizo que no podréis dejarla, y que no volveréis a ver de la misma manera ni a Shuya, ni a Kawada, ni a Chigusa, ni a Mimura (mi personaje favorito sin duda). Os sentiréis identificados con algunos aspectos de ellos, y quizá desconcertados por otros, pero seguro que, como dice su autor, pasarán a formar parte de vosotros, como ya forman parte de mí.

2 comentarios:

  1. Casualidad, tengo ambas películas y tuve que ir a Inglaterra para encontrar el libro. :P
    La verdad es que el libro es genial, y le da todo un nuevo ambiente a la historia, pero hay que admitir que la película tiene ciertos detalles maravillosos.
    La ironía de la música cuando anuncian a los muertos, las extravagancias de Kitano y su obsesión por Noriko, y demás, hacen que la película brille por méritos propios.
    Básicamente, creo que decidieron que, ya que si se mantenían fieles al libro la película nunca sería tan maravillosa como el mismo, añadirían cosas de cosecha propia que no hubieran funcionado en el libro y que hacían a la película brillante.

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  2. Sí, por supuesto que hay detalles que hacen que la película sea espectacular por sí misma. Pero a nivel personajes... nunca volveré a verlos con la ingenuidad de antes.

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