Siempre que me preguntan si hay un libro que recomendaría con los ojos cerrados (y aquí está la prueba de lo que estoy a punto de contaros), respondo el mismo título: El Hobbit. Fue la primera obra de Tolkien que tuve la ocasión de leer y para mí escapa a cualquier tipo de barrera de género o edad que se le quiera aplicar; no es, como El Señor de los Anillos, una obra para amantes de la fantasía épica, no se trata de una novela densa y oscura de héroes que luchan para salvar el mundo. El Hobbit es un cuento, y así lo concibió el autor cuando lo compuso para sus hijos, inspirándose infinitamente en Beowulf, la mitología germánica y los cuentos de los hermanos Grimm. El Hobbit representa un escalón previo a la gran aventura de Frodo y el Anillo, pero en ningún caso se trata de una obra inferior. En mi corazón siempre tendrá un lugar distinguido y especial, siempre me hará sonreír al rememorar los acertijos en la oscuridad o el ataque de los huargos.
Peter Jackson es sin dudas de ninguna clase la persona adecuada para adaptar al celuloide las obras de Tolkien. No necesitaba iniciar una nueva trilogía para demostrarlo, pero lo que sí ha hecho ha sido reafirmarse. Me daba un poco de miedo el hecho de que hubiera decidido convertir un solo libro en tres filmes, pero visto el primero ya no hay nada que me preocupe. Jackson ama a Tolkien tanto como lo amamos los fans, y lo respeta incluso más que nosotros. Esto no deja de respirarse ni por un segundo en las cerca de tres horas que dura la primera parte de las andanzas de Bilbo Bolsón, durante las cuales da tiempo a reír (mucho), coger (o recordar) un cariño inmenso a los personajes, enamorarnos y viajar en el tiempo a aquel primer contacto con el genio y todo lo que nos ha hecho y hace sentir.
Si la premisa de que fuera Jackson el encargado de llevar esta preciosa novela al cine ya resultaba por completo atractiva, ver a Richard Armitage entre los principales actores terminó de emocionarme. Conocí a este actor gracias al Robin Hood de la BBC, serie de la que ya he hablado en otras ocasiones porque la considero una de mis favoritas; también he podido verle interpretar a Claude Monet en Los Impresionistas y desde entonces vivo enamorada de él: de su trabajo, de su indiscutible atractivo y de su simpatía. Adoro a Richard Armitage, y adoro que sea Thorin. Destaco también la estupenda (y cómica en muchos casos) actuación de Martin Freeman, y la siempre agradecida presencia de los grandes: Ian McKellen, Cate Blanchett, Hugo Weaving y Christopher Lee. También me ha gustado muchísimo volver a ver a Frodo, a Gollum y todas esas impresionantes localizaciones que te llenan los ojos de lágrimas con su belleza. La banda sonora recupera el testigo de El Señor de los Anillos y nos reinstala en la Comarca, en Rivendel, en las Colinas del Viento. Los enanos cautivan; los orcos, los trolls y los trasgos satisfacen, y Gandalf, como siempre, se dedica a sacarles a los otros las castañas del fuego. Todo funciona perfectamente, a ritmo vivo y en tono desenfadado, trasladándonos a la gran aventura que es El Hobbit, no un viaje en busca de la gloria o los trofeos, sino más bien encaminado a la consecución de los sueños.
Gracias, Peter Jackson. Me has devuelto diez años de mi vida.
I can't wait to see the next part next year! soooooooooooooooooooooooooooooooooo long year ahead :D
ResponderEliminarTambién la he visto, y aunque tenía mis dudas respecto a estirar tanto una historia tan corta, he salido satisfecha con la adapción. Me recordó un poco a cuando ví El señor de los Anillos hace ya diez años.
ResponderEliminarIt's definitely going to be a hell of a long year, Sandy!! I can't wait for the next one!!
ResponderEliminarRenaissance, yo también temí, pero creo que el secreto está en que lleva la historia a rajatabla, sin acortar nada y sin omitir nada. En ESDLA tuvo que saltarse varias partes porque era imposible abarcarlo todo (ni siquiera en las versiones extendidas), sin embargo El Hobbit tal y como lo conocemos (ya que el manuscrito original es muchísimo más largo) es un libro más breve y eso le permite detenerse en cada pasaje; de ahí la trilogía. De hecho, al llegar a casa y hojear el libro me ha sorprendido lo poco que ha abarcado en la primera, ¡y yo que pensaba que ya iba por la mitad! También creo que quiere conectar las andanzas de Bilbo y los enanos con la historia de Sauron y Frodo.