martes, 27 de abril de 2010

The vampire diaries, las nuevas crónicas vampíricas

Estoy hastiada de vampiros. Sí, tan contradictorio como suena: adoro a los vampiros desde siempre, desde que puedo recordar, desde que vi las primeras películas de Drácula o me topé con los primeros episodios de Buffy; y, sin embargo, es que estoy harta de ellos. El origen de todo es, cómo no, Crepúsculo, y de ahí viene que en todas las librerías florezcan como bañadas por el sol camadas de sagas de chupasangres, y que en todas las televisiones se emitan cosas como True blood. La verdad, las masas me espantan, y más cuando toda esta revolución se origina a raíz de unas novelas en las que, señores, los vampiros brillan a la luz del día. Puede que haya grandes obras que no hayan tenido más remedio que aprovechar el tirón de Crepúsculo para salir a la luz, y que se estén creando algunos productos de calidad, pero, en medio de toda esta vorágine, conmigo lo que consiguen es echarme para atrás. Y estoy deseando que se acabe toda esta moda de los no-muertos para poder volver a disfrutar de la nocturnidad que los caracteriza.

No habría empezado a ver esta serie de no ser por él, por Ian Somerhalder, y creo que su nombre es razón suficiente. El chico está cogiendo algo de fama ahora, pero los que le conocemos desde que se estrenó Lost, allá en el 2004, le profesamos un infinito cariño. La gente que seguía Perdidos por aquel entonces, y especialmente las féminas, decían continuamente: "¡Qué guapo es Boone (el personaje que interpreta en la serie)!", sin embargo a mí me llamaba poco la atención, al menos al principio. Sencillamente, los guaperas no me van; claro que este muchacho me semejaba atractivísimo, pero no me llamaba (también Brad Pitt me parece guapo y no me gusta, y a Hugh Jackman lo considero un pedazo de hombre, pero me atrae más bien poco). Hasta el capítulo (si no habéis visto Lost y queréis comenzar desde la primera temporada, quizá no os interese leer el resto de la frase) en el que se convierte en el sacrificio de la isla, dejando desolada a la pobre Shannon, lleno de rabia a Jack y de culpa a Locke; le hizo falta morir para captar mi atención. Me harté de llorar, y desde entonces se me iluminan los ojos cada vez que su personaje regresa en algún capítulo (aún le toca volver a salir esta temporada, ¿eh?).
Ian Somerhalder es... es perfecto. Vale, estoy profundamente enamorada de todos los actores y actrices que participan o han participado en Lost y los seguiré hagan lo que hagan, pero ay... un vampiro con esos ojos (qué ojos) y tan retorcido...
Así que empecé a ver la serie por él, y por él sigo tan enganchada.

The vampire diaries no es en realidad nada del otro mundo, no se trata de una serie demasiado original ni novedosa, no tiene grandes personajes (hasta lo que llevo visto -capítulo 16 de la primera temporada) y los vampiros no te quitan el aliento (Ian, sí). Y, no obstante, dentro del hecho de que es una serie bastante típica, está bien y siempre apetece seguir viéndola. Es la historia de una chica, Elena (interpretada por Nina Dorev), que, tras la muerte de sus padres, no consigue recuperarse y volver a ser la de siempre, hasta que llega un chico nuevo y misterioso al instituto, por el que empieza a sentir algo. Stefan Salvatore, (Paul Wesley) que es como se llama el zagal, resulta ser un vampiro de más de siglo y medio, que ha decidido acercarse a Elena, atraído por su parecido con un antiguo amor, Katherine. Eso sí, tiene un pequeño problema: Damon (Ian Somerhalder), un hermano algo canalla que no está muy dispuesto a hacerle la vida fácil.

A nivel de personajes, es relativamente sencillo cogerles cariño a varios de ellos, y es que hasta Caroline, que al principio me parecía totalmente idiota, me resulta tierna ahora (pero sigue siendo tonta la pobre). Elena es la típica protagonista, bastante fuerte a nivel emocional, y que, ya que tener una relación con un vampiro es problemático de por sí, tampoco se asusta demasiado cuando le toca ser parte de peligrosas aventuras. De todos modos, a mí me llama más su amiga Bonnie, bruja, guapísima y que seguramente se irá volviendo más interesante a medida que transcurra la serie.
En cuanto a los chicos, me encanta Jeremy, el hermano de Elena, algo friki y solitario, y que al principio está metido en un montón de problemas, y también me gustan bastante Matt y Alaric. Stefan, el protagonista, no me gusta nada de nada. Primero, me pone de los nervios su cara (aunque ya me voy acostumbrando) y, segundo, es taaaaan pelma. Su relación con Elena no me llega por más que insistan en lo mucho que se quieren y, por el contrario, me gusta un montón esa forma de comprenderse que tienen Elena y Damon. Elena es la única persona en la que Damon confía, y es que, en el fondo, no es más que alguien que se siente solo, traicionado y muy triste. Me encantan este tipo de personajes (y más con esos ojos).
Está basada, por cierto, en uno de esos libros horripilantes que llenan ahora las tiendas, escrito por la autora Lisa Jane Smith (no creo que me lo lea), y la narrativa que emplea es lineal, a excepción de algunos flashbacks en ciertos capítulos.

En fin, que me está gustando, pero teniendo en cuenta lo que ya he dicho, que no es espectacular, ni original, sino una serie más que cuenta lo de siempre. Dadle una oportunidad, al menos os hará pasar un buen rato.


1 comentario:

  1. la verdad es que sí, tienes toda la razón, porque no es una serie que se diga original, yo la vi igual para probar y por el nombre que siempre me ha atraído aunque hasta ahora no termino de entender bien la verdadera serie de "crónicas vampíricas" algo en lo que tendrás que iluminarme ;) pero lo dicho como llevaba ese nombre en Español me atrajo y fue uno de los motivos por los que decidí intentarlo, al final me fue gustando poco a poco y sobre todo Damon que también dije me suena y me encantan sus ojos XD y poco a poco me fui enganchando y no me ha decepcionado del todo, hay partes que sí, pero de eso ya hablaremos en persona ;) y lo dicho, que no está mal como para decir "qué asco de serie!"

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