viernes, 17 de septiembre de 2010

Mi novia es un Gumiho

Corría el año 2004 cuando una página web de grupos englobados bajo la etiqueta de Visual Kei me descubrió a cuatro jóvenes increíbles por los que sentiría un flechazo inmediato. Ellos eran The TRAX, producidos por mi archiadmirado Yoshiki y creadores de un sonido potente y transgresor. Eran buenos y especiales. Sobre todo uno de ellos.
Rose fue desde el principio mucho más que un músico para mí: a través de su estética, de su carácter y de su rebeldía mostraba un talento y una creatividad extraordinarios. Sobra decir que lo tengo en un pedestal.
Pues bien, mi felicidad TRAXiana duró poco, y Rose, o No MinWoo, anunció en mayo del año 2006 que abandonaba por discrepancias musicales y porque quería sumergirse en aguas diferentes. Mucho se rumoreó por la red entonces, y voces cercanas aseguraron que no estaba dispuesto a dejarse manipular por la compañía discográfica. Sea como fuere, TRAX cambió vertiginosamente tras la partida de su batería y, si bien todo lo que han hecho y lo que hacen en el presente desborda calidad, no somos pocos los que idolatramos aquellos tiempos en que Yoshiki los respaldaba.
Poco se supo de Rose durante la época en que tocaba en la banda underground The Romantist, y los mismos ecos que citaba en el párrafo anterior aseguraron que ésta era víctima de un boicot importante por parte de la SM Entertainment. Sin embargo, en el año 2009 y tras un largo período sin verle por ninguna parte, MinWoo nos sorprendió a todos regresando, cantando y actuando, metiéndose de lleno en un mundo del que antes parecía no desear formar parte, y por supuesto brillando nuevamente.
My girlfriend is a nine-tailed fox, Mi novia es un Gumiho o comoquiera que le queramos llamar es un dorama que empecé a ver, única y exclusivamente, por él. Aunque he visionado bastante cine coreano, escucho alguna música procedente de allí y hace años intenté aprender su lengua (prometo darle una segunda oportunidad algún día), nunca había conseguido ver una serie de televisión coreana, y él fue la excusa perfecta.
Pues bien, no sé cuántas veces le voy a tener que dar las gracias, porque, sin mencionarlo a él, el dorama es una pequeña joya, y los 12 episodios que han sido emitidos hasta la fecha han dado para reír, llorar, enamorarnos y volar. El planteamiento puede sonar típico o tonto, pero es una historia tan hermosa y tan bien construida, y los actores, la música y los guiones son tan buenos, que ya se ha convertido sin duda en uno de mis doramas favoritos.
La pareja protagonista es increíble, y la química que tienen, impresionante. El personaje de Mi Ho es una de las cosas más tiernas que he tenido la ocasión de ver, y Dae Woong es lo más encantador que existe. Y es que, por más guapo que encuentre a mi querido Rose y por estupendamente bien que lo haga (que sí, aunque el papel no le exija mucho), ellos destellan muchísimo.
Me paso las semanas deseando que salga el siguiente episodio, y me pregunto cómo terminará todo, y si Mi Ho podrá tener el final feliz que se merece.

El pegamento instantáneo, el melon soda, los muslos de pollo y el cuento de La sirenita son mucho más interesantes ahora que Gumiho los ha reinventado.

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