domingo, 3 de julio de 2011

Fullmetal Alchemist, punto y final


Por L'Arc~en~Ciel oí hablar en su momento de este anime, que poco después comenzó a pegar fuerte entre los aficionados españoles y a plasmarse también en los gallegos, con los que mantengo una inevitable relación a causa de la asociación de la cual formo parte.
Sin embargo, el principio de la historia para mí tuvo lugar sobre el papel, y su final en el mismo soporte es lo que me trae a escribir estas líneas. Muchos me han hablado del anime (del primero, que cambiaba bastante la historia original), alabando su calidad y mostrando cierta sospecha hacia el cómic y hacia la segunda serie de animación, que pretendía ajustarse más a él. En mi caso, empecé a leer el manga y no quise saber nada de un anime que cambiaba una historia, para mí, perfecta. Lo he dicho muchas veces, pero, de no existir Rurouni Kenshin, posiblemente Fullmetal sería mi manga favorito. Recuerdo hartarme de llorar con el primer tomo, ¡con el primer tomo! ¿Dónde se ha visto eso? Y algo que empieza emocionándome tanto tiene muchas papeletas para subir de nivel e irse acercando al podio.
He estado comprándome los volúmenes del manga de forma regular desde aquel día, y en ningún momento me ha dejado de pasmar la maestría con que la autora ha ido desarrollando los acontecimientos y a los personajes, que se han renovado, crecido, madurado. Edward Elric es sin duda uno de los mejores protagonistas que ha dado el manga de los últimos tiempos, y en su historia se mezclan el evidente drama que se desprende de lo que él y Al hicieron en el pasado, la fuerza, la valentía, grandes dosis de humor y muchos tira y aflojas con el poder.
Quizá no haya sido el final que esperaba, no porque no creyera que fuera a terminar bien (estaba bastante convencida de ello), sino porque le faltó una de las siguientes dos alternativas: o la sorpresa, o la emoción. Fue un final lineal que esperaba (salvo un par de detalles que no voy a mencionar por no estropeárselo a nadie) y, a diferencia, por ejemplo, de Rurouni Kenshin, cuyo final era obvio también, no me hizo soltar ni una sola lágrima. Tal vez fue cosa mía, pero oye, después de un primer tomo que le hace parecer la Magdalena, una espera un final que se lleve la palma. No fue así, pero ha estado muy correcto en todo y eso me gusta. Quizás haya sido la historia al revés: lágrimas al principio, sonrisas al final. Ojalá fuera siempre así en la vida real.
En cualquier caso, hoy quiero rendir un pequeño homenaje a este grandísimo trabajo de Hiromu Arakawa, que desborda calidad por todos los costados. Gracias por estos cuatro añitos a mi lado y por todas las veces que me pienso releer cada uno de los tomos.

1 comentario:

  1. Hai meses ou un ano xa xD que vin o anime (a versión fiel ó manga, a primeira xa a vin hai máis anos) e a verdad é que me encantou.
    Dos poucos animes que me emocionaron tanto e a diferencia de ti co manga, a min según nos íbamos acercando ó final sí que me fixo chorar. Ahora teño pendiente o manga que espero poñerme en breves con el, pero xa sei que non me defraudará.

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