viernes, 29 de julio de 2011

November's eve


Supongo que es un año raro. Que he agotado tantas energías por perseguir una meta que parece que se aleja, que al final me quedan pocas ganas de esforzarme en nada más. Quizá sólo estoy cansada. No sé. El caso es que, entre muertes, separaciones de grupos, problemas personales y noticias de esas que dejan al planeta entero consternado, he ido aplazando poco a poco algo que, sin embargo, es inevitable. Es decir, estamos en House of the silent. No es sólo el título lo que este blog toma prestado de uno de mis grupos favoritos, Charon, sino que de alguna manera toda su esencia proviene de esa casa silenciosa con la que me he sentido tan identificada desde la primera vez que los escuché.
Hace no demasiado hablaba del cese en sus actividades de D'espairsRay por motivos totalmente ajenos a ellos: los problemas en las cuerdas vocales de Hizumi. El caso de Charon es sustancialmente distinto, si bien no menos comprensible. Desde hace un par de años, quizá más, anunciaban que estaban trabajando en un nuevo álbum, del que poco querían decir y nada salía a la luz. Contestaban con sarcasmo a los comentarios de la gente en su web, pero algo se veía mal. Pasi abandonó la banda, llevándose consigo muchas de las esperanzas del público, y después salió a la venta un recopilatorio donde se incluían canciones de los primeros tiempos, nunca antes sacadas al mercado, cuando tenían más tintes de death metal que de lo que en realidad han sido. Y, finalmente, la noticia esperada. Debo decir que, en mi caso, fue mucho peor porque no me enteré directamente, sino que un día, en uno de sus tweets en finés, me detuve porque era capaz de entender un par de palabras. Suficientes. "Último concierto". Efectivamente, habían explicado semanas antes los motivos de su separación: tras haberse encerrado en un estudio a grabar temas que no les convencían, llegaron a la conclusión de que ya no podían aportar nada más al concepto en torno al cual Charon giraba. Era mejor abandonar con dignidad y manteniendo intacta su esencia.
Es muy fácil explicar qué significa Charon para mí. Sólo una palabra: poesía. Pura poesía. La voz grave de Leppäluoto, las melodías, las guitarras, los violines y cellos, los coros, la dulzura de la chica que colabora en Songs for the sinners, las letras, todo perfectamente combinado, hacen de este grupo una auténtica inspiración y de cada una de sus canciones, un viaje apasionante. "A mi edad, ya no sé cómo hablar de lamer a una mujer", bromeaba Leppäluoto en una entrevista hace un tiempo, cuando se refería a la tarea de escribir nuevos temas y darles un enfoque diferente. Y es que Charon hablaba de deseo, de instinto, de dolor, de traición, de recuerdos de tiempos pasados. Y todo ello de forma magistral, creando la receta perfecta a partir de todos esos ingredientes de los que disponían.
Aunque todos ellos tienen nuevos proyectos y obviamente los seguiré (Northern Kings, queridos, sacad algo nuevo), la verdad es que nada va a ser lo mismo. Pero me siento contenta de que hayan preferido dejarlo antes que estropearlo. Me queda la espinita de no haber podido ir a un concierto suyo y por supuesto que me entristece la noticia, pero sus discos son un tesoro y estoy segura de que pasarán veinte años y me seguirán fascinando.

For this I was given birth,
for this I was given name.
Slowly ran water down to reap.

2 comentarios:

  1. Y yo que estoy que no sé ni dónde vivo... me entero un mes después de que escribieses esto y por ti. Y me quedo ojiplática.
    Charon ha significado mucho para mí desde que era jovencita y siempre es un golpe una noticia como esta. Una pena, pero por suerte la música siempre se queda ahí...

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  2. Anda, no sabía que también eras fan de ellos. La verdad es que se veía venir por cómo iban las cosas... pero siempre es triste. Por suerte, sí, la música permanece. :)

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