Por más que me fastidie que las series de la temporada lleguen a su fin, lo cierto es que me viene estupendamente que, a partir de ahora, me dejen estudiar tranquila.
Ha sido una temporada extraña, una temporada de altibajos en la que las dos grandes revelaciones del pasado año me han decepcionado un poquito; una ha sabido recuperarse (¡y de qué manera!), aunque la otra me ha dejado con un sabor de boca más bien agridulce. De estas dos (Revenge y Once Upon a Time) y de The Vampire Diaries versa la entrada de hoy.
Hace un año, poco más o menos, dedicaba decenas de líneas a elogiar la nueva serie la ABC, Once Upon a Time. Los cuentos de hadas son uno de esos temas que recuperan su tirón cada cierto tiempo, como ha ocurrido recientemente con los vampiros gracias a (¿o debería decir "por culpa de"?) Stephenie Meyer. He perdido la cuenta de las versiones de Blancanieves que se estrenaron el año pasado, y asimismo han aparecido sendas (y aberrantes) reinterpretaciones de El Mago de Oz, Hansel y Gretel o Caperucita Roja. No sé si Érase Una Vez ha sido el origen de la vorágine o si simplemente ha surgido en medio de ella, pero nadie puede negar (y menos a la luz de una adaptación española que no tardará en emitirse) que la temporada pasada supuso una gran revelación, un acierto y un éxito de audiencia. Eso, la temporada pasada.
Ya sé que, por desgracia, en este mundo es el dinero el que manda. Sin embargo, las buenas ideas no deberían ponerse al servicio del interés. Yo creo que Once Upon a Time habría salido gloriosa con una única temporada, pero decidieron alargar y no supieron cómo hacerlo. Había miles de posibilidades, pero no han sido capaces de explotarlas, y las audiencias han dado buena cuenta de estos problemas. Miles de tramas iniciadas y desechadas sin más, nuevos personajes que roban tiempo a los que ya conocíamos pero en los que tampoco se profundiza, giros de guión absurdos, malos súpermalos que desaparecen antes de haber enseñado los dientes... En fin, que no han sido pocos los actores que se han buscado proyectos mejores, empezando por Meghan Ory, cuyo personaje, Ruby, figuraba ahora como regular y sin embargo ha salido menos que en la primera fase de la serie; el propio Josh Dallas (Charming) ha manifestado su desesperación ante la falta de desarrollo de su personaje y la existencia de otras ofertas que no siempre va a rechazar.
No quiero tirar demasiadas piedras contra Once Upon a Time porque, pese a todo, les tengo un cariño infinito a su reparto, a los personajes y a lo que se nos presentó el año pasado. Esta temporada ha tenido momentos muy buenos, ha tenido episodios memorables, pero ha estado muy por debajo de la anterior. Ha mejorado conforme se aproximaba el final, aunque se ha quedado a medio camino y demasiadas cosas han sido cogidas con pinzas. Espero que la pausa les sirva a los guionistas para centrarse y planear una continuación en condiciones; en una serie no se puede dejar todo a la iluminación del momento.
La segunda gran sorpresa del pasado año fue Revenge, la serie basada en El Conde de Montecristo, en la cual Amanda Clarke planeaba una maquiavélica venganza contra aquellos que le destruyeran la vida. No voy a decir que ésta haya sido una mala temporada porque estaría mintiendo, pero sí que ha habido momentos en que me he mosqueado un poco; ha habido episodios que no han aportado nada a la acción y solamente han buscado rellenar tiempo, y en muchos momentos el tema de la venganza ha desaparecido casi completamente. Los primeros capítulos prometían, pero muchas de esas cosas que se empezaban a bosquejar se quedaron ahí; aparecieron nuevos personajes y otros como Charlotte, Ashley o incluso Nolan llegaron a quedar relegados a un segundo plano. Las dos primeras apenas han hecho nada esta temporada, y sobre todo en el caso de Charlotte me preocupa lo poco que a los guionistas parece importarles darle coherencia a su forma de actuar. Sin embargo, se ha dedicado mucho tiempo a inventar nuevos aspirantes a ser el novio de Emily, que tiene hasta cuatro intereses amorosos al mismo tiempo.
Ha habido problemas de ritmo importantes. Se han introducido tramas honestamente soporíferas (como la de los hermanos Porter y el bar, o la de la madre de Amanda), se han anunciado muertes impactantes que no lo han sido tanto, se nos han enseñado relaciones no demasiado creíbles y hasta ha habido guiños a doramas japoneses (¿eh, Fujimaru?). Eso sí, Revenge ya lo ha hecho en dos ocasiones, y esto es lo que hace que adore esta serie: cuando piensas que tienes los cabos sujetos y no pueden sorprenderte, van y te muestran la season finale más magistral que has visto, y te dejan tan alucinada que no puedes sino contar los días que quedan para que llegue septiembre y se sepa qué diablos va a pasar después de esto. Y es que todo apuntaba a ello, ¡pero nadie lo había pensado! ¿Cómo lo hacen? No tengo ni idea, pero bravo.
The Vampire Diaries es ya, y desde hace unos cuantos años, una de mis series más queridas. Comenzó como algo bastante genérico y poco a poco se fue convirtiendo en una historia con identidad propia, oscura y sexy, con mucha fuerza, buen ritmo y tramas geniales. Para mí, la mejor temporada ha sido de lejos la segunda. Después ha llegado Julie Plec y, para muchos, se ha cargado la serie. Aunque yo no soy de las que opinan así y he disfrutado mucho tanto la tercera temporada como esta cuarta que venimos de cerrar, lo cierto es que creo que la productora ejecutiva tiene varias asignaturas pendientes, y la más importante de ellas es la coherencia. Hay personajes que han sido apaleados de todas las formas posibles y, sin embargo, cada vez que el temporal amaina pulsan el botón de reset y nada ha ocurrido.
Ésta no ha sido la mejor temporada de la serie, pero para mí ha tenido momentazos fantásticos y episodios muy del estilo de la segunda, aquella que contemplo como su mejor etapa. Es verdad que algunas tramas se han alargado (la maldita cura ha llegado a ser aburrida), que nos han tocado la moral con vínculos innecesarios, personajes desaprovechados e ideas que, sinceramente, se podrían haber guardado para ellos (sí, estoy hablando de la trama del bebé, totalmente crepusculera, con la que han fastidiado el, por lo demás, estupendo episodio piloto del spin-off The Originals). Pero, por lo general, hemos seguido en la misma línea, con triángulos amorosos a veces un poco cansinos, muertes de peso, originales cometiendo masacres (el episodio en que Klaus se carga a sus híbridos es una de las cosas más épicas que ha dado TVD), flashbacks, peleas, nuevos enemigos...
Los episodios finales de esta serie siempre llaman a la lágrima fácil, pero lo cierto es que éste me ha descolocado por completo. Que los muertos regresen para volver a irse duele, amigos. Y que haya que decir adiós a buenos personajes y buenos actores, también. Luego cabría analizar el bombazo con el que se ha cerrado el capítulo, pero todavía me da la risa al pensar en ello.
En fin, que me quedo con lo que más me enamora de esta serie desde hace ya un buen tiempo: Klaroline. Cada momento que comparten desprende chispas, y, para mí, ellos han sido el broche de oro de este final de temporada.
Ésta no ha sido la mejor temporada de la serie, pero para mí ha tenido momentazos fantásticos y episodios muy del estilo de la segunda, aquella que contemplo como su mejor etapa. Es verdad que algunas tramas se han alargado (la maldita cura ha llegado a ser aburrida), que nos han tocado la moral con vínculos innecesarios, personajes desaprovechados e ideas que, sinceramente, se podrían haber guardado para ellos (sí, estoy hablando de la trama del bebé, totalmente crepusculera, con la que han fastidiado el, por lo demás, estupendo episodio piloto del spin-off The Originals). Pero, por lo general, hemos seguido en la misma línea, con triángulos amorosos a veces un poco cansinos, muertes de peso, originales cometiendo masacres (el episodio en que Klaus se carga a sus híbridos es una de las cosas más épicas que ha dado TVD), flashbacks, peleas, nuevos enemigos...
Los episodios finales de esta serie siempre llaman a la lágrima fácil, pero lo cierto es que éste me ha descolocado por completo. Que los muertos regresen para volver a irse duele, amigos. Y que haya que decir adiós a buenos personajes y buenos actores, también. Luego cabría analizar el bombazo con el que se ha cerrado el capítulo, pero todavía me da la risa al pensar en ello.
En fin, que me quedo con lo que más me enamora de esta serie desde hace ya un buen tiempo: Klaroline. Cada momento que comparten desprende chispas, y, para mí, ellos han sido el broche de oro de este final de temporada.
Me da mucha pena tener que esperar varios meses para seguir disfrutando de estas historias y decidir si quiero seguir participando de ellas, pero a mi conciencia le satisface que se me acaben las excusas para no estudiar. Así que, por una vez, voy a escucharla.
He seguido esta temporada de Once Upon a Time entera y también creo que el problema es todas las tramas en las que se han metido. Si tuvimos una primera entrega redonda, con una protagonista incrédula descubriendo progresivamente, y sirviendo también, a la llegada de la magia, en la segunda les ha dado tiempo para meter una historieta sobre el mundo de los cuentos, la aparición de la supermalvada mamá de Regina (que se cargan de un plumazo), al un capitán garfio que se pasó 20 capítulos recibiendo más palos que una estera e incluso al padre de Henry...Vamos, que no solo todo es demasiado atropellado sino que todos los personajes que aparecen tienen que estar relacionados con el resto.
ResponderEliminarAún así, el final es bastante intrigante, por mucho que sigan ofreciendo más de lo mismo que en los episodios anteriores.
Yo estoy enfadada con OUAT porque se podría haber hecho una temporada buena, y sin embargo ha sido un tira y afloja. Muchos personajes ya ni siquiera tienen sentido: Regina hoy es buena y mañana mala, Rumpel es el culpable casi de la extinción de los dinosaurios, a Snow se le oscurece el corazón pero no se ahonda más en esa trama... Hay demasiados personajes y, como dices, han introducido demasiadas historias.
ResponderEliminarYo, además, debo de ser de las pocas a las que Hook les parece un coñazo de personaje. Sólo me ha gustado en el último episodio, cuando se ha visto su historia con Bae.
Habrá que ver cómo sigue la cosa...