Parece mentira lo rápido que ha pasado 2013. Ha habido tantas cosas buenas y malas, algunas realmente inesperadas, ¡y ya está, ya se acaba! 2013 se ha llevado a dos personas muy importantes en mi vida y me ha traído oportunidades nuevas y ansiadas, aunque también frustración, decepción y agotamiento. Pero, en fin, esto es la vida, y por fortuna veo el vaso siempre medio lleno y tengo muchísimas pasiones que me permiten seguir volando.
Como siempre, toca hacer un repaso, rememorar qué títulos han caído en mis manos a lo largo de estos trescientos sesenta y cinco días y cuáles han dejado huella. ¿Me acompañáis?
Empezamos por la música, que es uno de los ingredientes fundamentales en mi día a día. No sé en qué porcentaje les debo a mis artistas favoritos el ser quien soy, pero desde luego que no sería la misma de no existir ellos. Y 2013 ha sido un año emocionante, con numerosos discos nuevos en el mercado, algún que otro descubrimiento y experiencias agradables.
El lanzamiento más ansiado del año, para mí, era el nuevo disco de HIM, que es uno de mis grupos favoritos y lo será siempre. Tears on Tape ha sido todo lo que esperaba, me ha llenado tanto como todos los trabajos anteriores de la banda finlandesa y me ha vuelto a enamorar. Un álbum melancólico, oscuro, sensible. En su línea, que no debe cambiar nunca.
Ha sido también el año de las guapísimas mujeres que encabezan esta entrada, SISTAR, que sacaron al mercado no uno, sino hasta cinco números uno este año. Y es que no sólo Give it to me ha sido un exitazo, sino que Gone not around any longer (de la subunidad SISTAR19) arrasó completamente en enero y del mismo modo vendieron muchísimo los temas Driving me crazy y Lonely/One way love de Hyorin (Hyolyn oficialmente), y la colaboración de Soyou con Mad Clown, Stupid in love. Mis chicas siguen demostrando que tienen talento de sobra y se esfuerzan al máximo.
2013 ha sido también, ¡por fin!, el año de Utopia, el segundo álbum de estudio de Kerli, que llegó a los oídos de sus fans por error, por culpa de una filtración. Pero, después de años esperando a que su discográfica le diera luz verde, ya daba igual: lo que queríamos era escucharlo de una vez. Y ha valido la pena esperar porque, pese al cambio de estilo, Kerli es un ser humano extraordinario y su música traduce todo ese positivismo y espiritualidad.
Los nuevos trabajos de KORN, Fangoria, Lovex, The GazettE, KAT-TUN, Kamijo, Miyavi, Jupiter y Tarja han llenado mis reproductores musicales, y al mismo tiempo he hecho nuevos descubrimientos que con toda probabilidad se quedarán permanentemente: Angélida, Halestorm, The Jane Austen Argument (de quienes estoy profundamente enamorada), Tom Dickins & The Punintentionals, fun....
En 2013 ha regresado también David Bowie, con un disco sólido y a la altura de las expectativas. Todas las canciones han sonado continuamente este año en mi casa, pero The next day y You feel so lonely you could die han sido especiales.
Mi amor incondicional por Shinedown, L'Arc~en~Ciel, Florence + The Machine, Dir en Grey y tantos otros ha continuado vivo, y he seguido alimentando la llama.
Por último, me quedo con los conciertos, que, como sabéis, suponen uno de mis planes favoritos y una de mis pasiones. Este año he visto a Leo Jiménez, a Fangoria (esta vez, sí) y a Amorphis (¡sensacionales!) y, ahora que vivo en Madrid y me esperan largos meses en la capital, confío en duplicar (como poco) la cantidad en 2014. Repetir con alguno de estos grupos tampoco estaría nada mal.
No ha sido el año más completo en cuanto a libros o películas debido a la falta de tiempo, pero algunas cosas sí que he podido visionar, y muchas de ellas han sido preciosas.
En 2013 he visto la adaptación que Joe Wright hizo de Orgullo y Prejuicio (la de Keira Knightley) y he revisto la (infinitamente superior) serie de la BBC, con Colin Firth y Jennifer Ehle. Ha caído la película de Rurouni Kenshin, de la que he hablado ya y que, pese a algunos fallitos nimios y al cambio que hace de la historia original, me ha resultado muy buena y respetuosa con mi manga favorito de todos los tiempos. He visto Beck (interesante), Up (en mi opinión, muy sobrevalorada), Helter Skelter (muy buena), Enredados (preciosa) y obras de culto recomendadísimas como Trainspotting o Dogville, que no me gustaron nada de nada. También aparecen en mi lista de 2013 Ikigami (buena, aunque el manga le da mil patadas), La canción de Carla, Snakes and Earrings o A Werewolf Boy.
Mi pausado recorrido por la filmografía de Woody Allen ha continuado, y algunos títulos (Manhattan, La rosa púrpura del Cairo, Todos dicen I love you...) me han gustado bastante, mientras que otros (A Roma con amor) me han parecido mediocres. Woody es un genio, pero también sabe decepcionar.
Me han conquistado títulos como 3 idiots, que recomiendo encarecidamente; Crows Zero, Las ventajas de ser un marginado, Sola en la oscuridad, Memento (extremadamente parecida a Shutter Island, pero maravillosa), Persiguiendo a Amy y Chicago (me encanta este musical, y la adaptación cinematográfica es buena). Imaginaerum ha sido una de las grandes sorpresas, ya que nunca se sabe qué esperar de una película ligada a un grupo musical, pero es de una delicadeza sorprendente y se sostiene por sí sola; si no la habéis visto, las fiestas navideñas son la ocasión perfecta para disfrutarla.
Por último, he visto la segunda entrega de El Hobbit, casi tan buena como la primera (aunque con más relleno), y encima he tenido la ocasión de conocer y abrazar a los señores Richard Armitage y Luke Evans, con lo cual mi alma de fan está plenamente satisfecha. Peter Jackson sigue sabiendo cómo llevar a la gran pantalla los escritos de Tolkien y, aunque para mí hay una parte importante de la esencia de El Hobbit que se ha quedado por el camino al transformar el libro en una trilogía, he disfrutado como una enana al ver en el cine a mi querido Smaug, a la "reina" Thranduil y los puentes de Esgaroth.
Esta noche veré 47 ronin, y seguro que algo más caerá antes de que finalice el año, pero es hora de pasar a las series, y es que no han sido pocos los títulos que se han incorporado a mi repertorio semanal. Además de continuar viendo Juego de Tronos, The Vampire Diaries (esta temporada me tiene descolocada; un capítulo me encanta y el siguiente me aburre sobremanera), Revenge (¡vivan los guionistas de esta serie, que han sabido recuperar la calidad de los comienzos!), Once Upon a Time (loca me quedo hasta marzo), Águila Roja y todas las demás; he comenzado a ver Masters of Sex (estupenda), Las brujas del East End, Reign y The Originals, entre otras. He vuelto a degustar Los Impresionistas (tras ver en persona a Richard Armitage, no podía ser de otra manera), he dicho adiós a Gran Hotel (maravillosa serie española que echo infinitamente de menos) y me he quedado a medias cuando se ha anunciado que The Client List había sido cancelada. En fin, cosas de la vida.
Mi dorama favorito este año ha sido Rich Man, Poor Woman; me han conquistado la historia, las interpretaciones, los personajes y el espíritu de superación que transmite la serie. Maravillosos me han parecido también Hanzawa Naoki, Tokyo Bandwagon, Summer Nude, Good Luck!, Limit, Double Tone y muchos otros que no recuerdo en este instante. También he visto por segunda (o tercera, o cuarta) vez algunos de mis títulos más queridos: Nobuta wo Produce, Summer Snow, Bloody Monday, 49 Days, etcétera.
Tampoco a nivel lectura ha sido el mejor de mis años. Dice Goodreads que este año he superado mi reto de 30 libros y he leído 37, pero, si tenemos en cuenta que la mayoría son tomos de manga... pues no ha sido un récord. Destaco las lecturas de Edipo Rey, Orgullo y Prejuicio (ya era hora), Roverándom (perfección de cuento), Kitchen, Confesiones de una Máscara, Las puertas de Anubis y Las fuentes del Pacífico. No he conseguido terminarme Ariel de Sylvia Plath, ni Sauce Ciego, Mujer Dormida de Murakami, ni Rhyming Life and Death de Amos Oz. Estoy leyendo con ganas No Estamos Locos de El Gran Wyoming (uno de mis héroes) y The Lies of Locke Lamora de Scott Lynch.
Con respecto a todos esos mangas que han caído, mencionaré de forma especial Marmalade Boy, del que sólo había visto el anime; Gokinjo Monogatari, de mi amada Ai Yazawa; Honey and Clover, obra que adoro por encima de todo; y tomos sueltos de Ikigami, Sailor Moon y Gate 7.
La vida ha cambiado bastante en estos últimos tiempos, y lo cierto es que no me puedo quejar. Tengo a mi lado (metafóricamente) a las personas que me importan y gozo de salud y trabajo. Algunas veces me pueden el miedo o la morriña, y está claro que queda mucho por aprender y madurar. Pero 2013 ha sido un año lleno de cosas para recordar, un año en que he luchado por lo que quería y he conseguido alcanzar algunas de esas metas. Espero que 2014 sea un año mucho más productivo, que me permita crecer y hacerme más fuerte.
¡Feliz Navidad!
El lanzamiento más ansiado del año, para mí, era el nuevo disco de HIM, que es uno de mis grupos favoritos y lo será siempre. Tears on Tape ha sido todo lo que esperaba, me ha llenado tanto como todos los trabajos anteriores de la banda finlandesa y me ha vuelto a enamorar. Un álbum melancólico, oscuro, sensible. En su línea, que no debe cambiar nunca.
Ha sido también el año de las guapísimas mujeres que encabezan esta entrada, SISTAR, que sacaron al mercado no uno, sino hasta cinco números uno este año. Y es que no sólo Give it to me ha sido un exitazo, sino que Gone not around any longer (de la subunidad SISTAR19) arrasó completamente en enero y del mismo modo vendieron muchísimo los temas Driving me crazy y Lonely/One way love de Hyorin (Hyolyn oficialmente), y la colaboración de Soyou con Mad Clown, Stupid in love. Mis chicas siguen demostrando que tienen talento de sobra y se esfuerzan al máximo.
2013 ha sido también, ¡por fin!, el año de Utopia, el segundo álbum de estudio de Kerli, que llegó a los oídos de sus fans por error, por culpa de una filtración. Pero, después de años esperando a que su discográfica le diera luz verde, ya daba igual: lo que queríamos era escucharlo de una vez. Y ha valido la pena esperar porque, pese al cambio de estilo, Kerli es un ser humano extraordinario y su música traduce todo ese positivismo y espiritualidad.
Los nuevos trabajos de KORN, Fangoria, Lovex, The GazettE, KAT-TUN, Kamijo, Miyavi, Jupiter y Tarja han llenado mis reproductores musicales, y al mismo tiempo he hecho nuevos descubrimientos que con toda probabilidad se quedarán permanentemente: Angélida, Halestorm, The Jane Austen Argument (de quienes estoy profundamente enamorada), Tom Dickins & The Punintentionals, fun....
En 2013 ha regresado también David Bowie, con un disco sólido y a la altura de las expectativas. Todas las canciones han sonado continuamente este año en mi casa, pero The next day y You feel so lonely you could die han sido especiales.
Mi amor incondicional por Shinedown, L'Arc~en~Ciel, Florence + The Machine, Dir en Grey y tantos otros ha continuado vivo, y he seguido alimentando la llama.
Por último, me quedo con los conciertos, que, como sabéis, suponen uno de mis planes favoritos y una de mis pasiones. Este año he visto a Leo Jiménez, a Fangoria (esta vez, sí) y a Amorphis (¡sensacionales!) y, ahora que vivo en Madrid y me esperan largos meses en la capital, confío en duplicar (como poco) la cantidad en 2014. Repetir con alguno de estos grupos tampoco estaría nada mal.
No ha sido el año más completo en cuanto a libros o películas debido a la falta de tiempo, pero algunas cosas sí que he podido visionar, y muchas de ellas han sido preciosas.
En 2013 he visto la adaptación que Joe Wright hizo de Orgullo y Prejuicio (la de Keira Knightley) y he revisto la (infinitamente superior) serie de la BBC, con Colin Firth y Jennifer Ehle. Ha caído la película de Rurouni Kenshin, de la que he hablado ya y que, pese a algunos fallitos nimios y al cambio que hace de la historia original, me ha resultado muy buena y respetuosa con mi manga favorito de todos los tiempos. He visto Beck (interesante), Up (en mi opinión, muy sobrevalorada), Helter Skelter (muy buena), Enredados (preciosa) y obras de culto recomendadísimas como Trainspotting o Dogville, que no me gustaron nada de nada. También aparecen en mi lista de 2013 Ikigami (buena, aunque el manga le da mil patadas), La canción de Carla, Snakes and Earrings o A Werewolf Boy.
Mi pausado recorrido por la filmografía de Woody Allen ha continuado, y algunos títulos (Manhattan, La rosa púrpura del Cairo, Todos dicen I love you...) me han gustado bastante, mientras que otros (A Roma con amor) me han parecido mediocres. Woody es un genio, pero también sabe decepcionar.
Me han conquistado títulos como 3 idiots, que recomiendo encarecidamente; Crows Zero, Las ventajas de ser un marginado, Sola en la oscuridad, Memento (extremadamente parecida a Shutter Island, pero maravillosa), Persiguiendo a Amy y Chicago (me encanta este musical, y la adaptación cinematográfica es buena). Imaginaerum ha sido una de las grandes sorpresas, ya que nunca se sabe qué esperar de una película ligada a un grupo musical, pero es de una delicadeza sorprendente y se sostiene por sí sola; si no la habéis visto, las fiestas navideñas son la ocasión perfecta para disfrutarla.
Por último, he visto la segunda entrega de El Hobbit, casi tan buena como la primera (aunque con más relleno), y encima he tenido la ocasión de conocer y abrazar a los señores Richard Armitage y Luke Evans, con lo cual mi alma de fan está plenamente satisfecha. Peter Jackson sigue sabiendo cómo llevar a la gran pantalla los escritos de Tolkien y, aunque para mí hay una parte importante de la esencia de El Hobbit que se ha quedado por el camino al transformar el libro en una trilogía, he disfrutado como una enana al ver en el cine a mi querido Smaug, a la "reina" Thranduil y los puentes de Esgaroth.
Esta noche veré 47 ronin, y seguro que algo más caerá antes de que finalice el año, pero es hora de pasar a las series, y es que no han sido pocos los títulos que se han incorporado a mi repertorio semanal. Además de continuar viendo Juego de Tronos, The Vampire Diaries (esta temporada me tiene descolocada; un capítulo me encanta y el siguiente me aburre sobremanera), Revenge (¡vivan los guionistas de esta serie, que han sabido recuperar la calidad de los comienzos!), Once Upon a Time (loca me quedo hasta marzo), Águila Roja y todas las demás; he comenzado a ver Masters of Sex (estupenda), Las brujas del East End, Reign y The Originals, entre otras. He vuelto a degustar Los Impresionistas (tras ver en persona a Richard Armitage, no podía ser de otra manera), he dicho adiós a Gran Hotel (maravillosa serie española que echo infinitamente de menos) y me he quedado a medias cuando se ha anunciado que The Client List había sido cancelada. En fin, cosas de la vida.
Mi dorama favorito este año ha sido Rich Man, Poor Woman; me han conquistado la historia, las interpretaciones, los personajes y el espíritu de superación que transmite la serie. Maravillosos me han parecido también Hanzawa Naoki, Tokyo Bandwagon, Summer Nude, Good Luck!, Limit, Double Tone y muchos otros que no recuerdo en este instante. También he visto por segunda (o tercera, o cuarta) vez algunos de mis títulos más queridos: Nobuta wo Produce, Summer Snow, Bloody Monday, 49 Days, etcétera.
Tampoco a nivel lectura ha sido el mejor de mis años. Dice Goodreads que este año he superado mi reto de 30 libros y he leído 37, pero, si tenemos en cuenta que la mayoría son tomos de manga... pues no ha sido un récord. Destaco las lecturas de Edipo Rey, Orgullo y Prejuicio (ya era hora), Roverándom (perfección de cuento), Kitchen, Confesiones de una Máscara, Las puertas de Anubis y Las fuentes del Pacífico. No he conseguido terminarme Ariel de Sylvia Plath, ni Sauce Ciego, Mujer Dormida de Murakami, ni Rhyming Life and Death de Amos Oz. Estoy leyendo con ganas No Estamos Locos de El Gran Wyoming (uno de mis héroes) y The Lies of Locke Lamora de Scott Lynch.
Con respecto a todos esos mangas que han caído, mencionaré de forma especial Marmalade Boy, del que sólo había visto el anime; Gokinjo Monogatari, de mi amada Ai Yazawa; Honey and Clover, obra que adoro por encima de todo; y tomos sueltos de Ikigami, Sailor Moon y Gate 7.
La vida ha cambiado bastante en estos últimos tiempos, y lo cierto es que no me puedo quejar. Tengo a mi lado (metafóricamente) a las personas que me importan y gozo de salud y trabajo. Algunas veces me pueden el miedo o la morriña, y está claro que queda mucho por aprender y madurar. Pero 2013 ha sido un año lleno de cosas para recordar, un año en que he luchado por lo que quería y he conseguido alcanzar algunas de esas metas. Espero que 2014 sea un año mucho más productivo, que me permita crecer y hacerme más fuerte.
¡Feliz Navidad!
2013 fue el año en que conocí a Florence and The machine, y aunque suela ir en música con bastante tiempo de retraso, mereció la pena encontrarlos.
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