jueves, 1 de junio de 2017

Favoritos de mayo

Cansancio: ésa es la palabra de mayo. Estoy exhausta. Este curso ha sido (aún está siendo) una prueba complicada, y tanto mi cuerpo como mi cerebro están completamente fritos y necesitan distancia. 
Hay varias determinaciones que estoy intentando poner en práctica para ir recuperando un poco la energía, ya que queda todavía un mes entero (el peor de todos) de trabajo y no estoy como para perder el tiempo. Lo digo porque quizá mis publicaciones se vean también espaciadas en el tiempo, pero tengo muchas ideas y los proyectos en los que participo siguen adelante; así que a ver.

Al contrario que el mes pasado,he consumido poca ficción porque no me ha dado la vida para ello. La entrada va a ser más bien ligera.


Cine


Tras el atracón que me metí en abril, llega mayo y consumo la friolera de DOS películas: una excelente y la otra lamentable. Hablemos de la primera:

-El tercer hombre (1949). El mes pasado os hablaba de Odd man out y Carol Reed, y este mes por fin me animé a ver su obra maestra. Desde los primeros minutos de cinta se hace evidente la razón de que este título se encuentre en la cumbre del cine: cada plano, cada escenario en el que transcurren sus secuencias, esa iluminación basada en el contraste y los diálogos mordaces hablan del ser humano, de la supervivencia, de la amistad y el amor, de lo que realmente llevamos dentro. Protagonizada por Joseph Cotten, Alida Valli y Orson Welles; es sin duda este último, con su cara de enfant terrible, el que se nos queda en la retina en escenas tan inolvidables como la del gato en el callejón, la de la noria o una de las últimas de la cinta, con unas manos buscando la libertad.
El tercer hombre nos plantea la búsqueda, por parte de un americano recién llegado a la Viena de la Guerra Fría, de los asesinos de su amigo Harry: ese amigo de la infancia guapo, exitoso, divertido, popular al que uno se pegaba con admiración en los ojos. Ese amigo que se descubre humano a medida que avanza la cinta.
ENORME y, visualmente, inolvidable.


Libros


He estado leyendo varias cosas, pero sólo he terminado dos novelas en mayo; una de ellas, Flamecaster de Cinda Williams Chima, me apena decir que me dejó bastante fría. Así que hablemos de lo memorable:

-El hombre invisible de H.G. Wells. Se trata de mi primer contacto con el autor y es posible que no lo hubiera leído este año si no hubiera sido por una lectura conjunta en la que me metí pese a lo mucho que me cuesta seguirlas. Aunque comentábamos en el grupo que quizá le falte un poco de chispa y peque de algunos de los clichés propios del género, es una novela muy bien escrita y con los suficientes elementos como para recomendar su lectura. Nos habla de un extraño individuo, cubierto de la cabeza a los pies, que llega a una pensión de aldea rodeado de misterio y situaciones incomprensibles; el título ya nos da una pista de lo que pasa. La primera parte de la novela, con un protagonista frío y maleducado, disgustado por la actitud cotilla de cuantos quieren llegar al fondo del asunto, me resultó deliciosa: desde lo realista a la par que cómico que resulta el pueblo con todas las piezas que lo conforman, hasta la forma en que Griffin llega a explotar de frustración. La segunda parte nos narra cómo llegó a ser invisible y, aunque me resultó muy interesante porque su forma de abordar el tema de la invisibilidad es completamente distinta de cualquiera que haya visto en libros o cine, se me hizo bastante lineal y previsible.
No obstante, me lo pasé muy bien leyendo este libro y me gustó mucho el personaje de Griffin, que representa la ambición llevada al extremo y cómo nos despoja de nuestra humanidad.

-La princesa de las nubes y Dulces sueños, pequeña Luna; ambos de Khoa Le. Me enamoré de las ilustraciones de esta autora en la Feria del Libro de Madrid y podría haberme llevado todos los libros de ella que la editorial San Pablo ha puesto a la venta. Las historias de ambos son muy sencillas, muy orientales, pero acompañadas por sus respectivas ilustraciones me resultan muy calmantes y me hacen soñar. Me gusta especialmente la forma en que la autora dibuja a las niñas; el estilo de dibujo me recuerda a Chika Umino con toques de Klimt y encaja muy bien en la atmósfera de ambos cuentos.


Series


Estoy un poco en crisis con las series y la culpa la tiene Black Sails. He empezado algunas y las he dejado en pausa o avanzo muy despacio; las que tenía iniciadas rara vez me apetece continuarlas. No pasa nada, al fin y al cabo consumen mucho tiempo que no tengo; pero me da un poco de pena. Eso sí, The 100 la he visto semana a semana y sigo encantada con el partido increíble que han sabido sacarle a una historia que, en su día, comenzó muy flojita.

-The 100, temporada 4. Si mi favorita hasta ahora había sido la temporada 2 con toda la historia de Mount Weather, esta cuarta entrega me ha dejado un muy buen sabor de boca, incluso con ciertos paralelismos con aquella otra; al fin y al cabo, la situación a la que se han enfrentado nuestros personajes tampoco es tan diferente de lo que en su día vivieron los supervivientes del otro búnker. The 100 es una serie de personajes, especialmente los femeninos, y todos han estado espléndidos en estos episodios: Raven (¡diosa!), Octavia, Luna, Clarke, un Bellamy que vuelve a ser él mismo, Jasper y Monty... Mi personaje favorito, por encima incluso de todas esas mujeres espectaculares, es y será Murphy: su evolución desde la primera temporada me parece maravillosa y el actor le aporta una cantidad de matices que me enamoran. Adoro a Murphy y adoro su relación con Emori, que es en sí misma una delicia. Me gusta cómo Skaikru nos representa como raza humana (con todo lo imbéciles que somos) y me apasiona cómo se han atrevido a realizar episodios muy distintos de todo lo visto hasta la fecha, incluidos unos Juegos del Hambre de por medio. Si la tercera temporada había finalizada con lo que prometía ser un giro muy grande en la trama, es difícil imaginar qué puede traer la quinta, ya que esta vez sí que se han mojado a la hora de cerrar puertas para poder dirigirse a otras nuevas. Tengo miedo y ganas. Estoy muy feliz por lo que esta serie ha conseguido.

(Acabo de recordar que también he visto Las chicas del cable; la parte estética me encantó, pero la historia en sí está muy trillada).


Música


Este mes he visto en directo a The 69 Eyes y, qué queréis que os diga, ¡he vuelto a los catorce años! Es un grupo que lleva bastante tiempo en mi vida y cuya llegada a ella recuerdo perfectamente. Fue, cómo no, por Ville Valo y sus colaboraciones con ellos; y en su momento compartí la fascinación por esos dioses góticos con una persona de esas que aparecen y se van pero, por un momento, te comprenden como nadie lo hace. 
En fin, mis escuchas de este mes han sido una locura de amor hacia estos señores que están más guapos de lo que jamás los había encontrado (lo que me había provocado Jyrki desde el minuto uno ni se acerca a la hipnosis que me causó en persona) y cuyo directo es fiel a lo que siempre han sido: los vampiros de Helsinki. Tocaron los temas de toda la vida, los clásicos, Brandon Lee, The Chair, Dance D'Amour; pero también canciones de sus últimos álbumes, y algunas me conquistaron en vivo como no lo habían hecho en el disco.

Sin duda, destaco Miss Pastis, que me había pasado desapercibida pero en directo me fascinó con esa atmósfera tan particular y su estribillo en el más simplón francés que se pueda escuchar. Maravilla (incluso el vídeo, grabado seguramente por el propio Jyrki con su Xiaomi, me parece delicioso): 


También me he vuelto a enamorar de algunas que hacía años que no escuchaba pese a ser fantásticas, como Jimmy


En fin, que desde que les he visto no me entra en la cabeza que no les vaya a ver cada noche. Me lo pasé tan bien, me hizo tantísima ilusión tenerles delante y babeé tanto con cada instrumento y con esa voz de mis mejores sueños, que me parece fatal que la vida no me haya dejado meterme en alguna de sus maletas para seguirles al fin del mundo.

Gracias, señores.


El otro tema del mes ha sido Better love, de mi amado Hozier. Estaba desesperada ante la falta de nuevas canciones del susodicho, cuando descubrí que había hecho este tema para La leyenda de Tarzán, la cual no he visto; la canción es perfecta, es emocional, es pasional, es desgarradora y es digna de Hozier. Cada vez que vuelvo a escucharla, no puedo dejar de hacerlo en horas. A este señor le doy las gracias por existir: me representa, me justifica y me define. GRACIAS.



Y hasta aquí mi mes de mayo en cuanto a la ficción y la música. De Praga ya os había hablado y de la exposición de Escher que todavía está en Madrid mejor no digo nada porque me emociono. 

Sé que no puedo quejarme, pero creedme cuando os aseguro que lo que predomina es el CANSANCIO.

Por lo demás, vuelvo a sentirme bastante yo aun en los momentos en que sólo noto agotamiento. Y eso es lo único que necesito: ser yo.

¡Buen junio!

3 comentarios:

  1. Hola!!
    No coincidimos es casi nada la verdad jajaja
    El hombre invisible el única de las novelas más típicas de Wells que no he leído.
    Un beso ^-^

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola!
    Soy nueva por tu blog, me gusta mucho ^^
    Ánimo, descansa mucho en cuanto puedas y relax^^
    Ay, yo me quedé en la primera temporada de Los 100....tengo que seguir.
    Besitooos

    ResponderEliminar
  3. Gracias por pasaros. Sandry, The 100 mejora infinito a partir de la segunda. ^^

    ResponderEliminar

Al comentar en este blog, manifiestas conocer y estar de acuerdo con la Política de Privacidad del mismo.