domingo, 18 de abril de 2010

Regresando al País de las Maravillas

Cuando era pequeña, leía sin cesar. Podía devorarme los mismos cuentos cientos de miles de veces, y, sin duda, uno de mis favoritos era aquel que narraba la historia de una niña que, persiguiendo a un conejo, se cae por un agujero y llega a un mundo fantástico, como no hay otro igual, donde puedes alargar o encoger, donde se celebran todos los días fiestas de no-cumpleaños y donde un gato encantador sonríe sin cesar. Tenía un libro precioso, con unas ilustraciones estupendas, y recuerdo con especial transparencia los fines de semana, en la terraza de la casa del pueblo, sumergiéndome en aquella historia tan extraordinaria.
Alicia en el País de las Maravillas es un cuento sin par; ningún mundo fantástico que se haya inventado después puede hacerle sombra. Lewis Carroll llevó la imaginación y los sueños a su máxima expresión, y no hay nada más absurdo, loco y espectacular que el País de las Maravillas. Y ahí es donde destaca, precisamente, la película de Tim Burton, mi director favorito: a pesar de mostrarnos un retorno y no un primer encuentro de Alicia con ese mundo, a pesar de tener una protagonista de veinte años y no de ocho, a pesar de hablar de batallas con dragones, mantiene a la perfección toda esa esencia onírica del cuento original, empezando por el lenguaje: "muchedad", ¿"galimatazo"? (me partía cada vez que escuchaba este nombre) o "gloricioso" son de esas palabras que sólo pertenecen al mundo de Carroll, y que dicen tanto sin necesidad de apoyarse en otras. Una de las escenas que más me gustaron fue la de la fiesta del té, se ve perfectamente todo este ambiente mágico, y, desde luego, les quedó muy dinámica y graciosa. El sentido del humor es uno de los puntos a destacar en todo el filme (hacia el final hay un disparate muy, muy recomendable).
Lo mejor de la película es, sin duda, la relación entre Alicia y el Sombrerero. Son como dos hermanos o como dos amigos inseparables, y se comprenden de una manera muy especial. El Sombrerero es un personaje totalmente Burton; a pesar de decir y hacer las mismas cosas que el del cuento, tiene un fondo de melancolía que Johnny sabe exprimir muy bien. Este tipo de papeles los borda, y, cuanto más tenga que hacer el idiota, tanto más se luce; es un genio.
En cuanto a la Reina Roja y a la Reina Blanca, las dos son maravillosas, cada una a su manera. Helena tuvo que disfrutar de lo lindo encarnando a la malvada Reina de Corazones. Puedo imaginármela en su casa con Tim ordenando que se corten cabezas a diestro y siniestro, le pega tanto... Adoro a esta mujer, la adoro. A Anne Hathaway la conozco más bien poco, pero también me gustó mucho en su rol.
Y Alicia... qué preciosa es Mia Wasikowska. Desde ahora, no le voy a sacar el ojo de encima, porque, de verdad, la chica promete. Me he enamorado profundamente de ella.
Añadir que también está involucrado el señor Alan Rickman, al que me pasé toda la película buscando y que, en realidad, tan sólo doblaba a la oruga. Me hubiera gustado verlo, siempre vale la pena.

Dejando a los actores y centrándonos en la parafernalia visual, los personajes hechos y modificados por ordenador y todo lo demás, no hay ninguna pega porque todo está perfecto. Además de los paisajes, el castillo, el molino (¿guiño a Sleepy Hollow?) y todo ese mundo tan bello, los animales son geniales. ¡Viva la Liebre de Marzo! Y el gato de Cheshire es genial. De pequeña, lo adoraba en la película de animación de Disney; éste me gusta incluso más. Los gemelos también son muy propios de Tim, y me encanta cómo hablan, son muy ingeniosos.
También me parece increíble el vestuario, tanto de las reinas, como del Sombrerero, y especialmente de Alicia: el vestido que le hacen en el palacio rojo es genial, yo quiero uno así. El parche de corazón de Stayne también tiene lo suyo...
La banda sonora es de Danny Elfman, para no variar, y sobra añadir que es preciosa.

En definitiva, una nueva genialidad salida de esa mente disparatada de Burton. Cuando él, Johnny y Helena se juntan para hacer algo, que tiemble el globo terráqueo, porque SIEMPRE desemboca en una obra maestra. Se pasa RAPIDÍSIMO, yo salí pensando que había durado una hora o menos de lo corta que se me antojó, y eso es señal de que es buena de principio a fin.

Ay, Burton, Burton... qué será del cine el día en que tú no estés.



5 comentarios:

  1. Si, esta película me encantó. De pequeña me volvía loca el libro, me lo leía una y otra vez, y veía aquella película en dibujos tan desfasada, con ansias de entrar algún día en aquel país. Me siento bien cuando veo esta película y leo la historia, mira te recomiendo que leas La Guerra De Los Espejos, es una historia de Alicia en el país de las maravillas, muy cambiada, ya que el lugar se llama Marvilis y ella creo que Alyss. Bueno eso era todo, un beso!

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  2. Gracias por pasarte y comentar ^^ En cuanto tenga tiempo veré esa película.

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  3. Hay un momento al final que es un poco triste...
    - Es un sueño, tengo que despertar.
    - Pero... si esto es un sueño, significa que yo no existo...
    Yo no conozco mucho la manera de pensar de Tim Burton, porque no he visto muchas películas suyas pero a mi novio le encantan y cuando al final me dijo lo que él pensaba, me dio casi por llorar.
    Él dijo que cada personaje del país de las maravillas es uno de los personajes de la vida de Alicia... la verdad es que sí. Para él, el sombrerero es el padre de Alicia... es triste cuando dice eso la verdad.
    Pero digamos que ¡¡¡¡el sombrerero es realmente es... increíble!!!!!
    Y para rematar:
    "Alicia vuelve aquí, quiero volver a tu país, a ese lugar de enseñacióoooon".
    A veces me gustaría tener mi país de las maravillas.

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  4. Sí, la misma Alicia, cuando les dice a las dos parlanchinas esas que se parecen a los gemelos, da a entender que todos en el País de las Maravillas representan a alguien del mundo real.
    Yo te recomendaría (casi) todo de Tim Burton, pero es que lo adoro y no soy capaz de expresar la admiración que siento hacia él. Además creo que es una persona a la que le mueven los mismos temas que a mí, así que en cierto modo envidio la maestría con que los lleva a cabo. A veces me gustaría poder meterme en su cabeza. Buff, lo adoro...

    Yo creo que todos tenemos un País de las Maravillas, sólo tenemos que buscar bien dentro de nosotros. Yo me paso en él la mayor parte del tiempo, y te aseguro que nada en mi vida tendría sentido si ese lugar no existiera.

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