viernes, 20 de marzo de 2015

Lordi, música de serie B


¡Hola, mundo! Hacía ya tiempo que no escribía sobre conciertos, y no porque haya suspendido mi práctica periódica de escuchar buena música en directo (en los últimos meses han caído Fito&Fitipaldis -por segunda vez- y HammerFall con Orden Ogan). Pero lo de anoche merece una entrada larga y decente, ¡porque qué bien me lo pasé! 

Como para la mayor parte del mundo, mi primer contacto con Lordi se produce en 2006, gracias al festival de Eurovisión. Me acuerdo muy bien porque ese año vi la gala en casa de una amiga, y fue esta misma persona la que, semanas antes, me enseñó el vídeo de Finlandia asegurando que era brutal y me iba a encantar. Por supuesto, amé a Lordi desde ese primer momento. Finlandeses, hard rockeros a la antigua usanza, monstruosos... ¿qué podría disgustarme? 
Recuerdo que hasta les votamos, ¡aquellos fenómenos se merecían todos los reconocimientos del mundo! Aunque, a decir verdad, no los llegué a querer con la plenitud adecuada hasta que, durante las votaciones de los diferentes países, les vi allí sentados junto a su equipo, ondeando una bandera de KISS. Ahí ya fui suya.

Cuando mi amigo Abel me anunció la fecha del concierto en Madrid, me puse como loca. No es un grupo que escuche con la asiduidad de mis grandes favoritos, ¡pero es Lordi! La idea me emocionó y divirtió a partes iguales. Por un lado, el respeto es el respeto, y esta gente lo merece todo; por otro, son los monstruos de Eurovisión y tener a semejantes individuos delante debía de ser brutal.
Bueno, pues no me imaginaba hasta qué punto.

Comenzar un concierto poniendo, enterito, el God of Thunder de KISS mientras apagan las luces y se preparan para salir, es una declaración de intenciones. Todo lo que sigue, teatro: escenificaciones de payasos grotescos, carritos de bebés no demasiado inofensivos, desmembraciones en vivo, calaveras humeantes, sangre rosada y hasta nieve se disuelven con las canciones creando una especie de oda de bajo presupuesto al mundo del terror más ochentero; al atrezzo se le podrán achacar muchas cosas, pero no la cantidad. 
La influencia de KISS se evidencia en todo cuanto hacen, pero personalmente me hizo ilusión el momento "voy a sacar mis alas de demonio". Cuando pienso que este año (muchas desgracias se tienen que juntar para impedírmelo) también voy a ver al grupo de Gene Simmons, sufro pequeños cortocircuitos en el cerebro. 


Y, a pesar de que haya sido la mayor sorpresa, no sólo de espectáculo vive el hombre, y Lordi no se queda en eso. Como persona que asiste a un concierto suyo por primera vez, considero que el repertorio es perfecto: sin saturar con novedades de su último trabajo, no dudan en incluir todos esos himnos que los preceden y nadie duda en cantar a todo pulmón. Hard Rock Hallelujah, Who's Your Daddy?, Devil Is A Loser, Blood Red Sandman, Would You Love A Monsterman? o This Is Heavy Metal fueron sólo algunos de los grandes momentos de la noche. Intercalados con los solos de sus respectivos músicos, los distintos temas fueron subiendo la temperatura; si nos hubieran pedido que nos fuéramos a sembrar el terror con ellos por el mundo adelante, creo que nos habrían convencido sin problema a todos los presentes. Impecables sonido y voz. Imponentes los trajes. Perfecto el momento Sincerely With Love en que la sala entera, peineta en alto, se dedicó a vocear: "Fuck you asshole!". 

Lo cierto es que, pese a lo que Mr. Lordi aseguró ayer de que iba a hablar con nuestros jefes para que no tuviéramos que ir a trabajar hoy, a mí nadie me ha dado el día libre. En cualquier caso, me lo he pasado canturreando y hablando de monstruos a gente a la que no le podrían interesar menos. 



Una cosa tengo clara: repito de cabeza.

1 comentario:

  1. Ahora mismo siento un montón de envidia cochina hacia tu persona T_T

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