martes, 14 de junio de 2016

The Musketeers, entidad propia


Hace dos años que mencionaba por primera vez en este blog la serie de la BBC basada en mi novela favorita, y me resulta triste venir a escribir una última entrada sobre ella. Y es que en 2016, con una tercera temporada posiblemente superior a las dos anteriores, el telón ha caído y esos amigos a los que he querido casi tanto como a los de Dumas han puesto punto y final a sus historias.

Como decía en mi primera entrada acerca de la serie, la magia de ésta se halla precisamente en que no tiene nada que ver con el original. Se toman nombres y localizaciones, se centra la acción en la camaradería de los cuatro protagonistas y... hasta ahí. 
Athos no es un hombre completamente roto, Aramis ha olvidado sus hipocresías y Porthos ve mucho más allá del dinero. Los personajes que conocemos de siempre son imperfectos y esto los hace tremendamente divertidos e interesantes; pero los nuevos provocan una empatía instantánea. El protagonista más flojo es sin duda d'Artagnan, que en el libro es un lince y aquí se queda en el hermano pequeño que va creciendo poco a poco. 
El enfoque es totalmente diferente y pasamos de unos mosqueteros que pelean por su patria y por su rey a soldados que por encima de todo ponen el bienestar del pueblo; de una Milady sin posibilidad de redención a una heroína trágica que fue ajusticiada sin merecerlo; de una Constance que no es más que un instrumento del guión a un mosquetero más, pues eso es la maravillosa Tamla Kari en esta serie.


Es una historia distinta, pero encantadora, de esas a las que les coges cariño y te da pena dejar ir. El rey (mi amado Ryan Gage) renuncia a ser un simple quejica para tener muchos más matices y causar simpatía y exasperación a la vez, Tréville es algo más que un capitán y la reina no se dedica sólo a mantener romances fuera del matrimonio sino que además tiene una conciencia social importante. Las aventuras siguen siendo aventuras de las de toda la vida, pero hay pinceladas más humanas y acordes con los valores actuales. Los caballos no son herramientas que se usan hasta acabarlas y las mujeres no son objetos de adoración (algunas sí, pero por fortuna las que tienen importancia son mucho más que eso). 
Los actores son grandes, todos y cada uno de ellos, pero me llevo para siempre, además de a los ya citados, a Maimie McCoy, a Tom Burke, a Santiago Cabrera, a Luke Pasqualino, a Hugo Speer, a Howard Charles, a Alexandra Dowling y a Matt Warren
Me llevo a los villanos tan interesantes, entre los que tristemente no ubico a Richelieu porque ha sido uno de los puntos más flojos de las tres temporadas: Rochefort, Grimaud, Feron; nada que ver con los personajes a los que se atribuían estos nombres en los libros, pero enteramente disfrutables.


No sé, supongo que una versión de la historia en que Milady no está marcada de por vida me emociona; una versión en la que Aramis puede aspirar a algo más que cartas furtivas me emociona; una versión en la que lo de Artagnan y Constance no es sólo platónico me emociona. 

Dejad que cierre con un pequeño secreto: hace años que tengo pendiente hacerme un tatuaje en honor a la novela. Quizá sea el momento. 

2 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Me parece que me puede gustar, me la apunto. Gracias por la entrada.
    Un beso ;)
    PD: Ya tienes un nueva seguidora ;)

    ResponderEliminar

Al comentar en este blog, manifiestas conocer y estar de acuerdo con la Política de Privacidad del mismo.