lunes, 1 de agosto de 2022

Suspiros en la selva: recorriendo algunas de las localizaciones de Suspiria de Dario Argento

What it's like in the night

to sleep alone with the thunder and light?

What it's like in the night

to sleep alone with those demons inside?

And you're dreaming someone else's dreams

and there's no one to hear you scream.


Hola, soy una friki. 

Lo digo lo primero de todo antes de que nadie se haga una idea distinta. Me obsesiono con cosas y acaban ocurriendo locuras como que me he ido dos semanas al sur de Alemania (Baviera y Baden-Wurtemberg) y me he hecho una ruta de localizaciones de una película de terror italiana de finales de los 70. 


Suspiria (1977), de Dario Argento, es una cinta que llevaba muchísimos años presente en mi imaginario personal antes de haberme sentado a verla y que, cuando por fin lo hice, generó en mí una obsesión activa que duró meses y con el tiempo se fue diluyendo en cariño profundo y eterna admiración.

Lo dije cuando la reseñé en este mismo blog: es un filme hipnótico que se acaba y te deja dentro de su extraño mundo gracias al maravilloso uso de la arquitectura y la decoración, de los colores como pilares maestros de la narración, de la luz y su entumecimiento por medio de las cortinas, de una banda sonora inquietante y pegajosa que se te impregna en la ropa y en el pelo como los olores fuertes.

Cuando vi Suspiria, hace pocos años, me lancé de cabeza a investigar dónde podía encontrar esos escenarios Art Deco y Art Nouveau con los que quería casarme; marqué Freiburg im Breisgau en Maps y seguí con mi vida como si nada. 

Tras lo felices que nos hizo el año pasado nuestro road trip por gran parte de Francia, mi amiga Laura y yo queríamos realizar algo similar en otro país europeo este verano, pero los precios del combustible y el hecho de que Alemania sacara un abono de transporte maravilloso de 9 euros al mes nos llevaron a embarcarnos en una suerte de Interrail por el sur de dicho país, con el que siempre he tenido lazos al haber vivido en él una parte importante de mi familia y al que sin embargo no conocía; sólo había pisado Berlín por un par de días, justo antes del arranque de la pandemia.
Pues bien, ahí me tenéis, buscando un punto donde quedarnos un par de días tras nuestro paso por Stuttgart, un lugar neutral donde dormir y desde donde movernos; sugerí Memmingen, a lo que mi amiga contestó que sólo tenía 40.000 habitantes y a lo mejor convenía mirar un sitio más grande. Y ahí estaba ella: la marca verde de "quiero ir" en una casa de color rosa en mitad de la capital de la Selva Negra. Sin molestarme en explicarle el motivo, mi siguiente idea fue que durmiéramos dos noches en Friburgo, y por lo que sea a mi amiga le pareció bien. Quizá en algún momento hable de la ruta tan absurda que nos marcamos, seleccionando destinos demasiado distantes entre sí y sin seguir un orden lógico; con todo, me ha encantado conocer todos esos sitios tan diferentes entre sí y darle un poquito de identidad a mi Alemania mental.

El 27 de julio visité la Haus zum Walfisch, la Casa de la Ballena, "mi casa" (ya le ha quedado el apelativo para los restos). Y, pocos días después, despertaba en München y me aventuraba a ver cara a cara varias de las otras localizaciones de Suspiria.
Hoy, ya en mi casa, asada de calor y hasta las narices de las noticias sobre incendios tanto en mi provincia como en las vecinas, os traigo una pequeña relación de sitios que aparecen en la cinta de terror más bella de la historia y os cuento qué me parecieron tanto los sitios como volver a encontrarlos, hace apenas unas horas, en el revisionado obligado que he realizado de la película.


Localización 1: Haus zum Walfish, en el 5 de Franziskanerstrasse, Freiburg im Breisgau







Tengo entendido que acoge las oficinas de un banco (por el día había algunas luces encendidas; de noche aquello estaba cerrado y vacío). Lo primero que destaca en la fachada principal, aparte de la maravilla colorida de su portada gótica, es la placa que informa de que en ese mismo lugar vivió en su día Erasmo de Rotterdam; no recordaba que uno de los primeros planos de la propia Suspiria es el de ese cartel.

En la película, la Casa de la Ballena, o mejor dicho partes de ella con alteraciones, sirve como exterior de la escuela de danza donde se sitúa la acción y su solo aspecto, junto con la lluvia que acompaña los planos y la banda sonora de Goblin, genera angustia desde el primer momento. En la realidad sólo da mal rollo si se la relaciona con el cine, porque lo cierto es que es simplemente preciosa. 


Localización 2: Müllersches Volksbad, Rosenheimer Strasse (Múnich).








Otro punto que había marcado hace años en mi mapa era la piscina donde Susy y Sara nadan en una escena, un edificio Art Nouveau bellísimo en el que no esperaba poder entrar, mucho menos NADAR. Sí, he nadado en la piscina de Suspiria, ¿cómo de loco es eso? Y es que funciona como piscina(s) pública(s) (hay dos en el mismo recinto), a razón de 3,50 euros por una hora y media y con un ambiente peculiar, ya que no hay calles para nadar y la mayoría de la gente está simplemente a remojo, sin gorro ni nada, tan felices.

No puedo explicar lo que sentí estando allí dentro, ya no sólo como fan de Suspiria, sino como enamorada que soy del modernismo. Era como haber viajado en el tiempo ya que todos los elementos parecían mantenerse como a comienzos del siglo XX, desde las puertas y ventanas hasta la caligrafía de cada taquilla, pasando por las fuentes y los techos y los relojes de las dos piscinas. Absolutamente apabullante; tendríais que haberme visto haciendo el muerto, flipando con la decoración encima de mí y pensando en si aparecería alguna bruja griega a matarme allí mismo. El único elemento que sugiere que ese lugar no se quedó congelado en el tiempo es el sistema de cuantificación del tiempo: una tarjeta magnética registra la hora a la que has entrado y al salir hay una máquina que te dice si debes pagar o no un sobrecargo por pasarte. 

En Suspiria, sale la piscina grande (a la que no le pude sacar fotos porque el único acceso desde arriba era a través del vestuario masculino) y apenas aparece brevemente, ni siquiera se da en ella ningún suceso reseñable; sin embargo, es tan bonita y su arquitectura contribuye tanto a generar ese ambiente de inquietud y desconfianza, que no se puede olvidar. 

Si pasáis por Múnich, os recomiendo un remojo o dos en ella; yo repetiré algún día. Está en pegadita al río y a un paseo muy agradable de Marienplatz.


Localización 3: Königsplatz, Múnich 





Una de las escenas que inicialmente más me impactaron de la película, quizá por ser completamente distinta de las otras tanto en protagonistas como en escenario, sucede en una plaza con grandes edificios de estilo clásico. No la tenía ubicada hasta que me di cuenta de que llevaba dos sitios de la película vistos y me dio por investigar.

La Königsplatz es un colosal espacio edificado en el siglo XIX y que, si queréis mi opinión personal, resulta una bestialidad en todos los sentidos de la palabra. Hay algo que percibimos de forma reiterada en Alemania y que yo ya había notado en alguna zona de Praga y Varsovia anteriormente, y es una tendencia a la megalomanía en forma de plazas, avenidas y edificios que parecen creados para personas de un tamaño muy superior al humano. La Königsplatz alberga museos que justifican el aspecto de sus tres "templos" y también es verdad que la pillamos en obras, pero la recordaré como un sitio agobiante de lo excesivo que resulta.

No pudimos caminar por ella como lo hace el personaje ciego de Suspiria, pero sí que tuvimos exactamente la misma perspectiva que sale en plano desde las escaleras de la Glyptothek, un museo de escultura griega.


Localización 4: Hofbräuhaus, Platzl 9, en München







Un sitio turístico al punto de tener cervezas y merchandising propios, conocido fundamentalmente porque entre sus cuatro paredes Hitler y compañía proclamaron el programa del Partido Nazi en 1920. 

Es tan impactante verte allí, al ritmo de una banda que podría estar sacada de cualquier aldea gallega, rodeada de camareros disfrazados de bávaros (es bastante habitual en sitios "típicos alemanes" y me genera un poquillo de vergüenza), mientras piensas en Hitler con sus cinco micrófonos y la esvástica de fondo; como lo es recordar que el mismo sitio salía en una escena de Suspiria. 

No recordaba que en la misma película se dejaba ver que era un lugar para turistas; pero sí, se muestra abarrotado de gente y con una actuación de danza bávara en medio de los comensales. 

Aunque en la cinta sólo sale la zona más austera de la cervecería, hay que reconocer que es bonita y tiene una parte con techos pintados que son cuanto menos reseñables. Con todo, es de esos puntos para ir una vez por la curiosidad, y hasta luego, Maricarmen.


La otra gran localización que me quedaba por ver en Múnich, y a la que además le tenía ganas por estar junto al BMW Welt, es la torre de BMW de la ciudad, un edificio formado por cuatro cilindros apoyados en un pilar central. Aparece en una sola escena en Suspiria, la única que rompe completamente con la atmósfera de la cinta y se presenta como la dosis de realidad y sensatez (al menos en un inicio) en contraposición con los colores estridentes y el agobio de la academia de danza. En cierto modo, pareciera que Argento contrapone las formas más funcionales de la arquitectura moderna, con la ornamentación por la ornamentación, mucho más emocional, del Art Nouveau
También sale en la película el aeropuerto de Múnich, pero dudo de si es el mismo que existe actualmente y en cualquier caso su aspecto es completamente diferente del actual.


Para otro viaje dejo la Villa Capriglio de Turín, que está en ruinas pero sirvió también para algunos planos. El amor de Dario Argento por la capital del Piamonte es algo que todavía no me resulta familiar y que posiblemente deba investigar un poco.


Sobre qué me ha parecido Suspiria hoy, 1 de agosto de 2022, tengo que decir que me mantengo en mis trece: el guión (pobre) no importa, los personajes (meh) tampoco importan. Lo que hace de la cinta una película de culto es cómo de ese guión y de esos personajes se crea una obra de arte. 
Suspiria es puro cine, pura recreación en lo estético y el poder de la ambientación. El terror no reside en lo que pasa sino en cómo y dónde pasa; no en lo que se ve, sino en lo que esconden las ventanas. 
Hay varias cosas que he notado en el revisionado que no había visto antes o no recordaba, como la forma en que los árboles del principio son un claro reflejo del terciopelo azul (pregúntenle a Lynch) del final; o el tratamiento de los personajes extranjeros como fuente de desconfianzas varias, de miedo, de misticismos reales o imaginarios (un poco al estilo de Calibán en Shakespeare). 
Es una cinta sobre bailarinas donde la danza resulta asfixiante, fuente de agotamiento físico y mental y casi se podría decir que motor del delirio psiquiátrico colectivo que se cierne sobre las estudiantes de la escuela (nunca sobre los personajes masculinos, nunca sobre los trabajadores, nunca sobre el único niño que aparece en la cinta y que cumple un papel muy específico). Una historia protagonizada por mujeres que se desdibujan en la paranoia y donde acabamos encontrando una dualidad entre víctima y bruja, mujer contra mujer y su protagonista, la única capaz de sobreponerse al estereotipo arcaico de mujer-bruja y salir ilesa a la lluvia liberadora.
El guión tiene los suficientes huecos como para no poder realizar un análisis profundo de estos elementos, pero encontrarlos al ver hoy la película me ha dejado un regusto más dulce que el que esperaba encontrar, basado únicamente en los aspectos estéticos.

Pasan los años y Suspiria, como los lugares donde se rodó, sigue siendo poesía.

2 comentarios:

  1. Hala, creo que ha sido la entrada que más envidia me ha provocado en lo que va de año. Suspiria es una de mis películas favoritas, precisamente por centrarse en el aspecto visual ante todo...Podría decirse que es una produción carente de fondo sin que eso sea algo malo, todo lo contrario que su remake, que aunque es interesante, su guionista parecía querer llevarlo al extremo: Argento se centró en la forma sobre el fondo, Guadagnino decidió meter contenido hasta en el contenido.
    Me ha hecho bastante gracia que lo que sirvió de fachada para un aquelarre de brujas haciéndose pasar por academia de danza hoy albergue la sucursal de un banco. El edificio parece empeñado en ocultar el mal en su interior, salvo que Helena Markos no es ni la mitad de peligrosa que un director de banca XD.
    Alguna vez me gustaría hacer un viaje así, buscando los sitios que he visitado a través de los libros, aunque siempre me echa hacia atrás una cosa: no voy a encontrarlos. Puedo ir a Paris, visitar los escenarios, acercarme por el cementerio de Père Lachaise e incluso hacer una pequeña visita por las catacumbas, pero solo sería ver un reflejo de algo que solo fue real en una página escrita. No quiero ni pensar como será moverse por Londres, entre un post brexit, una post pandemia, una crisis de suministros y una ciudad reconvertida a escaparate. Me parece que lo más emocionante que voy a seguir haciendo es irme al pueblo al interior de Lugo de cuando en cuando.

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    1. Entiendo lo que dices sobre el tema de los viajes y en parte lo comparto. A mí sobre todo de un tiempo a esta parte me echa para atrás el turismo masificado de algunos sitios, y quizá por eso busco destinos mucho menos habituales como el sur de Alemania.
      En Londres para mí ya había un cambio social muy grande desde que me enamoré de ella en 2010 a ahora. Yo viví una parte de vida local que me han dicho que ha es inexistente.
      Con todo, a mí sí me compensa viajar y encontrar este tipo de fantasías, así como aprender cosas que de otra manera es más difícil.

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