miércoles, 25 de diciembre de 2019

2019 en discos

A riesgo de recibir la revelación del año en esta semanita que queda, hoy hago recuento y comparto los discos que más mella emocional me han causado en 2019. Siguiendo la estela de 2018, me apetecía dedicar unas líneas a la música en específico porque ha vuelto a ser el motor de todo lo bueno de la vida.
Ha estado a mi lado para ayudarme a asimilar las decepciones y frustraciones, para canalizar la pena y el enfado y para empujarme cuando pensaba en tirar la toalla. Ha sido mis horas en coche a lo largo y ancho de Galicia, ha sido viaje a Japón, ha sido directo y sorpresa, colisión en rotonda. Ha sido una noche en Riazor y una mañana despertando las luces de Callao. 2019 no habría molado ni la mitad sin estos discos:

-Wasteland, Baby! de Hozier


No en vano le dediqué toda una entrada en cuanto salió. Hozier es uno de mis artistas actuales favoritos y su voz lo penetra todo. Este disco ha sido una sorpresa en la que los sonidos han llegado con formas nuevas y frescas y su técnica vocal aparece más pulida. Sin huir en ningún momento del gospel pop de trabajos anteriores, lanza nuevas fórmulas y se regodea en ellas. Recuerdo perfectamente la primera escucha, en uno de esos viajes Coruña-Ourense, y mi reacción al no toparme con nada de lo que esperaba.
Hozier tiene la humildad, la ambición, la creatividad y la sensibilidad necesarios para ser un artista a larguísimo plazo. Desde luego, lo es en mi vida porque consigue ponerme los pelos de punta con todas sus composiciones y esa poesía desatada de sus letras. Amo este disco. 

-Shadow Works de Kerli


Empecé a escuchar a Kerli quién sabe cuándo, hace muchos años, cuando el único disco que tenía en el mercado era Love is Dead (2008). La fui descubriendo a un nivel más personal, cómo creaba casi el 100% del vestuario que usaba en sus actuaciones, cómo se mudó a Los Ángeles para dedicarse de lleno a la música. Veía sus directos en Youtube, viví las decepciones y la reconexión con la naturaleza y su tierra natal. He sido partícipe, en la medida en que ella así lo ha querido, de un largo viaje emocional y espiritual hasta llegar a ahora, al momento de paz. 
Alcanzado cierto punto, y dejando aparte que su música me encanta, yo he sido y soy su seguidora por ella. Shadow Works ha salido a la luz después de una espera exagerada y, aunque no es el disco que esperaba, me ha hecho toda la ilusión del mundo y lo he escuchado muchísimo. Hay temas, como One o Where the Dark Things Are, que me parecen de lo mejor de su carrera. 

-anti de Hyde


Hyde es mi voz favorita del planeta y un artista que hace mucho que no tiene que rendir cuentas ante nadie. Ha tenido una larga carrera con L'Arc~en~Ciel, una andanza estupenda mientras Vamps tuvo sentido, y el margen justo para experimentar en solitario. Recuerdo que hace unos años lamentaba que hubiera decidido centrar todas sus energías en Vamps porque sentía que faltaba mucho por dar en nuevos discos como simplemente Hyde, y al final ha sucedido. Sus tres trabajos anteriores (Roentgen, 666 y Faith) eran joyas y esta vez se imponía un álbum más en la línea de los gustos que persigue en los últimos años, con esos toques de metalcore que sin embargo no le permiten perder el sonido característico tan escuchable. anti es un gran trabajo, no mi favorito de él pero sin duda de gran calidad y buena prueba de la libertad creativa que el artista se ha permitido. Nunca dejará de sorprenderme, por más que pasen los años, cómo Hyde adapta su voz a mil géneros distintos y siempre suena bien. Cansarme de él sería cansarme de mí misma a estas alturas.

-The Spell de Cellar Darling


Cellar Darling llegó a mí a través de mi amiga Mai, que era muy fan de Eluveitie y su vocalista original, Anna Murphy. Cuando Anna salió de Eluveitie y comenzó a trabajar en este nuevo proyecto, una cosa se vio clara de inmediato: el enorme potencial de su voz no había estado tan bien aprovechado antes. Y, aunque This Is The Sound (2017) me pareció un buen disco y estuve enganchada a varias canciones, este The Spell ha estado en bucle en mi Spotify durante 2019. Trabajo conceptual que narra la historia de una joven enamorada de la Muerte, el disco sigue sonando a folk metal progresivo y permite a Anna mostrar muchos más registros vocales, además de añadir instrumentos y sonidos nuevos que dotan a la banda de una personalidad diferenciada. Es un disco muy bonito.

-Walk the Sky de Alter Bridge


A ver. A VER. QUE LLEVO SEMANAS ESCUCHANDO TODA LA DISCOGRAFÍA COMO UNA LOCA Y AQUÍ PODRÍA PONER TODOS LOS TRABAJOS DE ELLOS PORQUE SON UNA LOCURA. Pero no quiero llenar la entrada de discos de Alter Bridge, por lo que he decidido quedarme con uno. No, Walk the Sky no es mi favorito (aún no tengo uno solo, pero no sería Walk the Sky de todas maneras), pero es el disco gracias al cual les he conocido. Porque, si no hubieran sacado este trabajo y no se hubieran traído a mis queridos Shinedown de gira, quizás 2019 se habría acabado sin este enamoramiento tan bestia que me está devorando por dentro. Alter Bridge son lo mejor de lo mejor, no hay discusión al respecto, y los adoro. Y este disco es, como todos los demás, puro talento. Como el grueso de sus trabajos, me pone a andar y a quererme y a esforzarme y a mejorar mi vida. Y ya está.  

-Nuclear de Leiva


No escucho mucho a Leiva, pero siempre me ha causado simpatía y, por alguna razón, cuando salió este álbum lo tuve en bucle unas cuantas semanas. Me engancharon las letras y las melodías fáciles, pero directas. Me acompañó en momentos de ansiedad y en días de mierda, como aquella mañana que tuve un accidente muy estúpido en una rotonda de A Coruña mientras sonaba Como Si Fueras a Morir Mañana y me sentía como la mierda. Supongo que esa catarsis tan oportuna, viéndome reflejada en varios de sus versos, ha creado un vínculo especial entre este disco y yo. Y haberlo escuchado en directo en verano también ha estado bien. Gracias, Abel Caballero.

-Pero No Pasa Nada de Amaia


Porque la quiero. Porque respeto muchísimo a los artistas que, pudiendo cosechar un éxito de ventas inmediato, deciden apostar por lo que el cuerpo les pide hacer. Y amo la voz de Amaia y su forma de cantar, y me encanta cómo no ha ido contra sí misma y ha escrito el disco adolescente y naive que naturalmente quería hacer. Las canciones son sencillas, empezando por unas letras casi infantiles y continuando con ritmos que recuerdan a canciones de la historia del pop español. Y su naturalidad reside en que no reprime esa ingenuidad a la hora de componer. En directo, todas las canciones crecen hasta poner los pelos de punta y emocionar por completo. Y por eso este disco se queda en mi vida y, desde luego, ha teñido de inocencia este 2019.


En fin, así ha sido mi 2019 en cuanto a música. Podría mencionar varios más (de Alter Bridge, sobre todo), pero creo que con estos ya os hacéis una idea de cómo han sonado mi coche y mi casa. La música, como así ha sido desde que recuerdo, ha formado una parte fundamental de mi vida este año y me ha acompañado durante los momentos más altos y los reguleros. La música es confidente cuando necesitas sacar de tu pecho las emociones pesadas y te empuja cuando es el momento de tomar las riendas de tu vida. Y por eso la amo y la seguiré amando toda la vida.

¡Feliz Navidad! ¡Felices últimos días del año!

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