Vaya mierda de título le puse en su día a esta sección, ¿no? De esos que me dan vergüencita ajena. ¿Hay algún término para referirse a la vergüenza ajena hacia uno mismo en el pasado? Me hace mucha falta en general.
Como mi filosofía es, sin embargo, no arrepentirme de las cosas (para qué, si ya pasaron), mantengo el título y procedo a compartir la voz de uno de mis cantantes favoritos. Por puro placer.
Conocí a Tomi Joutsen en 2013, en vivo y en directo. Lo cierto es que sabía de la existencia de Amorphis desde mucho antes y había escuchado varios de sus discos; pero no les presté la atención que merecían hasta el día que me enteré de que tocaban en Madrid y decidí lanzarme a la experiencia. Echo de menos eso de vivir en Madrid en época pre-Covid: mirar los conciertos del día, escoger uno sin tener demasiada idea del grupo en cuestión y enamorarme.
Amorphis fue uno de esos flechazos: de no reconocer realmente ninguna de sus canciones, a quedarme enganchadísima tras haberles visto. Después de aquella actuación en la Sala But, volví a gozármelos dos años más tarde en Wembley, teloneando a Nightwish.
Si he de ser sincera, por encima de su registro gutural perfecto y maravilloso, lo que realmente me enamora de Tomi es su timbre. Para un cantante de metal que puede abarcar sonidos tan duros, su voz tiene una cualidad cálida y emocional que siempre me llega hondo. Esto lo sabía escuchándolo cantar con Amorphis, pero lo descubrí en todo su esplendor cuando, en el año 2017, formó parte de Hallatar; proyecto del que hablé en su momento porque me cautivó en sí mismo. No Stars Upon the Bridge (2017), su de momento único disco y el motivo por el que nació la banda, era una carta de despedida a la persona amada por parte del guitarrista Juha Raivio. Quizá el mejor trabajo de Tomi Joutsen, con intervenciones vocales tanto guturales como limpias, absolutamente delicadas y sensibles, etéreas, de una suavidad aterciopelada. Todo el proyecto me parece precioso, pero la voz de Joutsen por sí sola es capaz de emocionarme muchísimo y de llevarme de cabeza a ese dolor tan profundo del que habla.
Para mí, Tomi Joutsen es una de esas apuestas seguras. De esos artistas que, se embarquen en lo que se embarquen, sabes que aciertan en su elección de proyectos. Es uno de esos cantantes que me embaucan siempre en sus melodías, como las sirenas a los hombres de Ulises. Que encima el tío, con esa actitud chill y ese humor absolutamente finlandés, me caiga de putísima madre, es sólo un plus.
Algunas de sus otras colaboraciones que me fascinan:
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